El cansancio y la falta de energía son frecuentes en los meses de junio y julio. Pero aunque se hable de "astenia primaveral" como la causa principal, puede haber otras razones. Como explica a EsVivir Begoña Ortiz Santodomingo, directora del Área Científica de Farmasierra, "en estos meses acumulamos el cansancio ...
El cansancio y la falta de energía son frecuentes en los meses de junio y julio. Pero aunque se hable de "astenia primaveral" como la causa principal, puede haber otras razones. Como explica a EsVivir Begoña Ortiz Santodomingo, directora del Área Científica de Farmasierra, "en estos meses acumulamos el cansancio y el estrés de todo el invierno". Además, son días con más luz que puede afectar nuestro ritmo circadiano (el reloj biológico interno). "Los días más largos también invitan a mayor actividad, y las altas temperaturas comunes en esta época, interrumpen el sueño nocturno y dificultan el descanso". "Estas y otras situaciones obligan a nuestro cuerpo a un esfuerzo extra de adaptación, lo que podría dar lugar a esa sensación de agotamiento", sostiene la doctora.
En este contexto, se estima que el 40% de la población menor de 65 años y más del 80% de los mayores presenta déficit de vitamina D en España, lo que constituye un problema de salud global de creciente relevancia. "Esta carencia de vitamina D se manifiesta con síntomas que serán más graves cuanto mayor sea la deficiencia, medida como niveles plasmáticos de 25(OH)D. Niveles ligeramente bajos de 25(OH)D mantenidos a lo largo del tiempo, dan lugar a una etapa subclínica de la enfermedad sin signos patológicos evidentes. No obstante, si los niveles descienden aún más, aparecen alteraciones anatómicas, fisiológicas y bioquímicas. Cuando se mantienen los niveles extremadamente bajos se produce el desarrollo de enfermedades clínicas", advierte Ortiz Santodomingo.
Al respecto, indica que la deficiencia grave de vitamina D se asocia principalmente con la salud musculoesquelética. "Ejemplos claros incluyen el raquitismo en niños y la osteomalacia y osteoporosis en adultos, o la debilidad muscular que incrementa el riesgo de caídas y fracturas óseas".
Pero la vitamina D es también fundamental para el sistema inmune, "al cual fortalece y modula". Además, "en los últimos años los científicos estudian el papel que tienen los niveles insuficientes de vitamina D sobre importantes patologías, como son los trastornos cardiovasculares (hipertensión, infarto de miocardio), cáncer (colon, próstata, mama, entre otros), enfermedad celíaca, diabetes mellitus y complicaciones durante el embarazo y el parto", apunta la experta.
Para conocer por qué se produce el déficit de vitamina D, la doctora comenta antes cuáles son las fuentes naturales de este nutriente; "el 90% de la vitamina D que necesitamos se sintetiza en la piel por acción de los rayos del sol (rayos UVB). El 10% restante la obtenemos de los alimentos, a través de la dieta", detalla.
Por tanto, "la falta de exposición de la piel a la luz del sol es la principal causa de la deficiencia de vitamina D. Nuestra forma de vida caracterizada por pocas horas de exposición a la radiación ultravioleta o exposición al sol protegida con el uso de cremas fotoprotectoras o ropa, complica alcanzar los niveles adecuados de vitamina D". Otro motivo que contribuye a los bajos niveles de vitamina D según la facultativa es el aporte insuficiente de alimentos ricos en dicha vitamina (pescado azul, huevos, hígado…) en la dieta. Finalmente, "existen otras condiciones y/o patologías (celiacos, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, enfermos renales, hepáticos o que esté asociado al tratamiento con diferentes fármacos), que afectan a la absorción o al metabolismo de la vitamina D, y en consecuencia causan deficiencia", agrega la directora del Área Científica de Farmasierra.
Para prevenir la deficiencia de vitamina D lo más recomendable es recurrir a las fuentes naturales descritas anteriormente, es decir, la exposición al sol y la dieta. "Los expertos recomiendan exposición diaria al sol (realizando las tareas del día a día, o caminando al aire libre), limitada a 10 minutos antes de las 11 de la mañana o después de las 5 de la tarde, combinada con una dieta con alimentos ricos en vitamina D".
Por su parte, "entre los alimentos con vitamina D encontramos los pescados grasos (salmón, atún, caballa, arenque, sardinas), aceite de hígado de bacalao, huevos quesos y aguacate".
Por último, Begoña Ortiz aclara que "aunque históricamente se ha denominado vitamina D actualmente sabemos que es una hormona, con importante papel en la salud". Sin embargo, recalca la experta, "España que es un país mediterráneo, se enfrenta a una preocupante paradoja: muchas horas de sol pero una alta prevalencia de deficiencia de vitamina D entre su población". Ahora bien, para concluir insiste en que "si bien la vitamina D es vital, la prescripción de medicamentos que la contienen siempre debe ser realizada por un médico".