El ceviche lo tiene todo… Con más de tres décadas de historia, Inti de Oro nos cuenta por qué es el nuevo sushi. www.intideoro.com 1. Porque es fresco… pero también eléctrico A diferencia del sushi, que es frío y suave, el ceviche juega en otra liga: la del frescor vibrante. El ácido ...
El ceviche lo tiene todo… Con más de tres décadas de historia, Inti de Oro nos cuenta por qué es el nuevo sushi. www.intideoro.com
A diferencia del sushi, que es frío y suave, el ceviche juega en otra liga: la del frescor vibrante. El ácido del limón, el perfume del cilantro, la dulzura de la cebolla morada, el umami del pescado blanco y el picante punzante del ají forman una orquesta de contrastes que despiertan la boca. No es un bocado estático, es una descarga sensorial.
Mientras que el sushi depende de la neutralidad del arroz, el ceviche utiliza el ácido como lenguaje. El limón peruano (más pequeño, más aromático), marinado en frío y en el momento, reconfigura las proteínas del pescado con precisión casi quirúrgica. No hay arroz que empaste ni soja que enmascare. Todo es matiz, ligereza y filo.
El ceviche nace de la tradición mochica y se transforma con los siglos hasta convertirse en el símbolo de la cocina peruana moderna. Su historia es mestiza: indígena, española, japonesa. Hoy, el ceviche se sirve en mesas con estrella Michelín, pero sin perder su raíz popular. Es un plato viajado, sabio y actual, como un clásico con zapatillas nuevas.
En el sushi, el pescado es protagonista casi solitario. En el ceviche, forma parte de un paisaje: maíz choclo, camote, cancha serrana (maíz crujiente), leche de tigre, ají limo, cebolla morada, yuzu o mango en versiones nikkei. Cada ingrediente aporta textura, temperatura y memoria. No es un plato; es una coreografía.
Hay ceviche de corvina, de pulpo, de langostino, mixto, con maracuyá, con mango, en copa, en cuchara, en plato hondo. Pero siempre es reconocible. A diferencia del sushi -donde la fusión a veces lo vuelve irreconocible-, el ceviche ha sabido adaptarse sin traicionarse. Es flexible, pero tiene personalidad: no se traviste, se reinventa.
Alto en proteína magra, sin frituras, sin harinas, sin lactosa, sin gluten. El ceviche es uno de los platos más sanos de la gastronomía global. Pero lo mejor es que lo parece: brilla, huele a cítrico, se sirve frío, se come con cuchara y va de la mano de un pisco sour helado. Es el plato de quien quiere cuidarse, pero no renuncia al placer.
Inti de Oro lleva más de tres décadas siendo el embajador del Perú en España. Felipe VI lo ha visitado, ha probado su ceviche, y ha vuelto. No es casualidad. En sus dos locales de Madrid (Barrio de las Letras y Castellana), el ceviche no es solo un plato: es una ceremonia informal, una experiencia que mezcla tradición y elegancia sin solemnidad. Como el sushi… pero más vivo.