En el contexto español, un 71% de las mujeres desconoce que tiene derecho a acceder gratuitamente a productos de higiene menstrual en espacios públicos como colegios o centros sociales. Esta situación, recogida por ley, afecta directamente a más de 1,8 millones de adolescentes entre 10 y 19 años en edad ...
En el contexto español, un 71% de las mujeres desconoce que tiene derecho a acceder gratuitamente a productos de higiene menstrual en espacios públicos como colegios o centros sociales. Esta situación, recogida por ley, afecta directamente a más de 1,8 millones de adolescentes entre 10 y 19 años en edad menstrual (Fuente: INE), lo que evidencia una brecha significativa entre los derechos reconocidos y su aplicación real.
Para Jacinto Diez, director de Comunicación de Rentokil Initial "la gestión de la higiene menstrual sigue siendo un aspecto incómodo para muchas mujeres, requiere anticipación, y cargar con accesorios que podrían estar disponibles en los propios baños. Son pequeñas medida de apoyo, higiene e inclusión".
1. Crea baños más inclusivos y acogedores
El acceso dentro del baño a productos de higiene menstrual supone comodidad para las usuarias, higiene accesible y discreción, además de respeto a la diversidad, ya que las diferentes necesidades en cuanto a caudal, absorbencia, sensibilidad, comodidad y creencias religiosas o culturales pueden influir en la elección del producto por parte de las usuarias. Dispensadores con distintas alternativas favorecen la atención a la diversidad.
2. Favorece la higiene, personal y pública
La falta de recursos de higiene menstrual puede provocar que estos productos sanitarios se usen más tiempo del recomendado, con el consiguiente riesgo de irritaciones cutáneas e infecciones del tracto urinario, o bien tener que recurrir a papel higiénico o cualquier elemento de contención, incluso calcetines. Disponer de dispensadores evita estos momentos tan incómodos, la temida "mancha de atrás del pantalón" y facilita el lavado de manos, un aspecto elemental de higiene en espacios públicos.
3. Una obligación para centros educativos recogida en la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, relativa a salud sexual y reproductiva
Muchos países del mundo exigen la provisión gratuita de productos menstruales en escuelas y universidades para evitar que las estudiantes pierdan oportunidades educativas debido a la desigualdad menstrual. Nueva Zelanda o Francia, por ejemplo, ofrecen toallitas y tampones con distintos niveles de absorción.
En España, la modificación de la Ley Orgánica 2/2010 establece la obligatoriedad de ofrecer de forma gratuita productos de higiene íntima en centros educativos, hospitalarios, sociales y penitenciarios, garantizando su disponibilidad sin necesidad de intermediación y protegiendo la confidencialidad. Sin embargo, según datos de un estudio realizado por Rentokil Initial, un 71,13% desconoce que tiene este derecho.
4. Amplio respaldo social y normalización
El 94,8 % de las mujeres españolas considera fundamental la implantación de medidas que garanticen el acceso gratuito a productos de higiene menstrual. Si esta iniciativa se extendiera a todos los centros educativos, permitiría a las adolescentes gestionar su menstruación de forma segura, autónoma e inclusiva, sin tener que recurrir a la solicitud directa de estos productos en conserjería o enfermería, y de esta forma normalizar una necesidad básica en el entorno escolar.