"Las mujeres no tenemos las mismas necesidades nutricionales a los 20, a los 40 o a los 60 años. Podemos entenderlo como un reloj suizo: cuando la alimentación está en equilibrio, todo funciona con precisión", explica Isabel Martorell, doctora en biomedicina y responsable del equipo de Nutrición y Salud de ...
"Las mujeres no tenemos las mismas necesidades nutricionales a los 20, a los 40 o a los 60 años. Podemos entenderlo como un reloj suizo: cuando la alimentación está en equilibrio, todo funciona con precisión", explica Isabel Martorell, doctora en biomedicina y responsable del equipo de Nutrición y Salud de Nootric.
El equilibrio hormonal no depende solo de nuestras glándulas, sino también de lo que ponemos cada día en el plato. Y es que las hormonas actúan como mensajeras que responden al entorno: al estrés, al descanso… y, por supuesto, a la nutrición. Una alimentación rica en vegetales, legumbres, cereales integrales, proteínas de calidad y grasas saludables contribuye a mantener estables los niveles hormonales, reduciendo la inflamación y favoreciendo procesos esenciales como la ovulación, el estado de ánimo y la energía diaria.
Por el contrario, los patrones alimentarios ricos en azúcares simples, ultraprocesados o grasas trans pueden aumentar la inflamación, alterar la sensibilidad a la insulina y agravar los desequilibrios hormonales.
Mantener una alimentación equilibrada no solo previene enfermedades metabólicas, sino que también contribuye a reducir el dolor menstrual, mejorar la fertilidad o aliviar síntomas premenstruales y menopáusicos.
Cada etapa vital presenta a las mujeres desafíos diferentes. Por ejemplo, en la etapa fértil, cuidar la alimentación puede mejorar la calidad ovárica y favorecer la fertilidad; durante el embarazo, una dieta equilibrada y adaptada ayuda a prevenir complicaciones como la diabetes gestacional o la preeclampsia; y en la perimenopausia y menopausia, los alimentos ricos en calcio, vitamina D y fitoestrógenos pueden ayudar a proteger la salud ósea y reducir los sofocos o cambios de ánimo.
"La clave está en comprender que el cuerpo de la mujer está en constante cambio, y que la alimentación debe acompañar estos procesos", señala Martorell. "No se trata de hacer dietas restrictivas ni gastar dinero en productos que prometen mucho, sino de elegir un patrón de alimentación que esté en armonía con equilibrio hormonal saludable".
Cada vez más mujeres buscan comprender mejor cómo influye la alimentación en su salud hormonal. Por ello, surgen programas especializados que combinan ciencia, educación y acompañamiento profesional. Por ejemplo, en Nootric cuentan con el programa Salud de la Mujer, que ofrece asesoramiento nutricional y apoyo personalizado para mujeres con condiciones como SOP, endometriosis, embarazo o menopausia, entre otros, siempre con el respaldo de nutricionistas especializados en salud femenina.
Comprender la relación entre alimentación y salud hormonal es una herramienta de empoderamiento. Cuando una mujer conoce las necesidades de su cuerpo, puede orientar su alimentación y tomar decisiones informadas sobre su salud. Y es que un patrón de alimentación adecuado no solo mejora los síntomas de muchas afecciones ginecológicas, sino que también ayuda a vivir cada etapa con más energía y bienestar.