La osteoporosis es un proceso asintomático y silencioso que resulta imperceptible hasta que la densidad ósea se ve reducida a niveles preocupantes. En etapas avanzadas, los síntomas detectables incluyen frecuentes fracturas de huesos (normalmente en muñecas, cadera y vértebras) ante pequeños golpes o incluso espontáneamente, problemas cervicales, dolor de espalda ...
La osteoporosis es un proceso asintomático y silencioso que resulta imperceptible hasta que la densidad ósea se ve reducida a niveles preocupantes. En etapas avanzadas, los síntomas detectables incluyen frecuentes fracturas de huesos (normalmente en muñecas, cadera y vértebras) ante pequeños golpes o incluso espontáneamente, problemas cervicales, dolor de espalda y cambios en la estructura corporal (reducción de altura o aparición de una joroba y encorvamiento de la espalda, entre otros).
El diagnóstico debe hacerlo el médico. Se pueden utilizar varias pruebas, siendo la más adecuada la densitometría ósea, que es indolora y no invasiva. Permite medir la masa ósea real y comprobar la evolución de la pérdida, ver la respuesta al tratamiento y predecir el riesgo de fractura del paciente.
Entre los factores de riesgo de aparición destacaría ser mujer, mayor de 60 años, menopausia precoz (natural o provocada), antecedentes familiares, excesiva delgadez, obesidad, no haber tenido hijos, raza, malos hábitos de vida (consumo de alcohol, tabaquismo o dieta baja en calcio, entre otros), sedentarismo, baja exposición al sol, enfermedades tiroideas o consumo de ciertos fármacos, por ejemplo.
Los especialistas señalan que es necesario eliminar, si es posible, los factores de riesgo para prevenir su aparición y aportan una serie de recomendaciones entre las que destacarían:
1-Consumir 4-5 raciones de lácteos al día (leche, yogur, queso, etc.). Opta por los alimentos enriquecidos en calcio.
2-Dormir adecuadamente. El descanso es fundamental para reforzar tus defensas.
3-Eliminar el consumo de bebidas alcohólicas y tabaco porque son perjudiciales para la salud de tus huesos.
4-Evitar el sedentarismo. Muévete, no te quedes parada. Caminar media hora diaria, hacer gimnasia de mantenimiento o subir escaleras habitualmente (es un ejercicio que implica tracción del músculo sobre el hueso, lo que favorece que éste mantenga su masa y gane densidad).
5-Practicar ejercicio. La elasticidad que se consigue realizando un ejercicio moderado (tai-chi, yoga, natación, entre otros) ayuda a evitar las caídas y, con ello, las fracturas.
6-Reducir el riesgo de accidentes caseros causados por peligros evitables como las alfombras o los resbalones en la ducha. Mantener una buena salud visual, que permita calcular adecuadamente las distancias, puede ayudar en este tipo de percances.
7-Seguir una dieta equilibrada, rica en calcio y vitamina D. El calcio se ingiere al consumir alimentos lácteos y pescados o verduras. Evita consumir un exceso de proteínas y sodio. Tampoco sería adecuada la dieta vegetariana, pues en ella abundan los oxalatos que pueden reducir la concentración de calcio. La vitamina D procede de los rayos solares captados mientras caminas por la calle, aunque esta capacidad se reduce a partir de los 60-65 años. Es recomendable controlarla y tomar suplementos si lo recomienda el médico.
8-Si eres alérgica a la lactosa, consume alimentos ricos en calcio como brécol, pimiento o bebidas y yogures de soja, entre otros.