Además, el uso frecuente del secador o las planchas agrava el problema. La buena noticia es que con unos cuantos ajustes en tu rutina capilar puedes mantenerlo fuerte, suave y con vida todo el invierno. Hidratar es la clave Durante los meses fríos, el cabello pierde humedad con facilidad, por lo que ...
Además, el uso frecuente del secador o las planchas agrava el problema. La buena noticia es que con unos cuantos ajustes en tu rutina capilar puedes mantenerlo fuerte, suave y con vida todo el invierno.
Durante los meses fríos, el cabello pierde humedad con facilidad, por lo que necesita un extra de nutrición. Cambia tu champú habitual por uno más hidratante y utiliza mascarillas una o dos veces por semana. Si tu pelo es fino, puedes aplicar la mascarilla solo de medios a puntas para evitar que se apelmace.
Los aceites capilares también son grandes aliados. Unas gotas en las puntas antes de dormir o después de secarlo ayudan a sellar la cutícula y prevenir el encrespamiento.
No hace falta gastar mucho: el truco está en ser constante y dar a tu pelo lo que necesita antes de que se resienta.
En invierno, muchas veces lavamos el pelo con agua demasiado caliente, lo que debilita las fibras capilares y aumenta la sequedad. Prueba a reducir la temperatura del agua y a espaciar los lavados, sobre todo si tienes el cuero cabelludo sensible.
Puedes usar champú en seco entre lavados para mantener la sensación de frescor sin agredir el cabello. Y si notas picores o tirantez, un masaje suave con las yemas de los dedos activa la circulación y mejora la salud del cuero cabelludo.
Aunque en invierno sea inevitable usar secador, lo ideal es limitar el calor directo. Seca el cabello con una toalla de microfibra o de algodón para eliminar la humedad y utiliza el secador a temperatura media, manteniéndolo a unos centímetros de distancia.
Un protector térmico antes del secado es imprescindible. No solo evita el daño por calor, también ayuda a conservar la hidratación interna del cabello.
El aspecto del pelo no depende solo de lo que aplicas por fuera. Una dieta rica en proteínas, vitaminas del grupo B, hierro y ácidos grasos omega 3 favorece un crecimiento sano. Los frutos secos, el aguacate, el pescado azul o las legumbres son grandes aliados para mantener el brillo y la fuerza.
Y no olvides el agua: la hidratación también empieza desde el interior.
Las bufandas, gorros y chaquetas de cuello alto protegen del frío, pero también pueden generar fricción y electricidad estática. Si usas gorro, opta por tejidos naturales y suaves como la lana merina o el algodón, y aplica un poco de aceite en las puntas antes de salir para reducir el encrespamiento.
También conviene recoger el pelo en una trenza suelta cuando hace viento para evitar nudos y roturas.
Cuidar tu cabello en invierno no tiene que ser complicado. Pequeños gestos como hidratar, proteger del calor y nutrir desde dentro bastan para mantenerlo sano y bonito. Porque cuando el pelo está cuidado, también lo notas tú: se refleja en tu energía, tu confianza y en esa sensación tan agradable de sentirte bien contigo misma.