El juego musical: creatividad, expresión y desarrollo en la infancia

Ángela Zorrilla

La música es una de las primeras formas de comunicación que experimentamos y, a lo largo del desarrollo infantil, se convierte en una herramienta clave para aprender, expresarse y conectar con los demás.

04/12/2025

Son muchos los estudios que avalan que la introducción temprana a la música mejora la capacidad de atención, la coordinación motora y la inteligencia emocional. Además, favorece la autoestima y la confianza en uno mismo, al brindar a los niños una forma divertida y espontánea de expresarse sin necesidad de ...

Son muchos los estudios que avalan que la introducción temprana a la música mejora la capacidad de atención, la coordinación motora y la inteligencia emocional. Además, favorece la autoestima y la confianza en uno mismo, al brindar a los niños una forma divertida y espontánea de expresarse sin necesidad de palabras. A través del ritmo, el movimiento y la exploración sonora, los más pequeños desarrollan habilidades esenciales para su vida diaria.

Firmas como VTech reivindican el valor del juego musical como forma de crecimiento y creatividad desde la infancia. Por eso, ofrecen los juguetes perfectos para que los más pequeños exploren su creatividad, trabajen el ritmo y disfruten de la música solos, con amigos o en familia. Siempre triunfan su batería electrónica Kidi DJ Drums, los instrumentos de Bluey, el saxofón y la guitarra de Colores Musicales, pensados para diferentes edades y etapas de desarrollo.

El poder de la música en la infancia

Al participar en actividades musicales, como seguir ritmos o identificar melodías, los menores entrenan su concentración de manera natural y progresiva. Este ejercicio constante favorece procesos cognitivos esenciales, como la memoria auditiva y la habilidad para focalizarse en tareas específicas durante más tiempo.

Además, el aprendizaje musical temprano fortalece la coordinación motora, especialmente cuando se utilizan instrumentos que requieren movimientos precisos. Tocar percusiones, presionar teclas o coordinar manos y respiración en instrumentos de viento ayuda a desarrollar tanto la motricidad fina como la gruesa. Estas habilidades motoras se trasladan a actividades cotidianas y escolares, facilitando un desarrollo físico más armonioso.

Finalmente, la música desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la inteligencia emocional. A través del canto, la escucha activa o la interpretación musical, los niños aprenden a identificar y expresar sus emociones de manera saludable. La música también fomenta la empatía, ya que permite comprender distintos estados de ánimo y conectar con otros a través de experiencias sonoras compartidas. En conjunto, la educación musical temprana contribuye a formar individuos más sensibles, equilibrados y socialmente conectados.

 

 

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