En los últimos años se han acrecentado de manera importante problemas visuales en niños en edad escolar en España. De acuerdo con estudios recientes, uno de cada cuatro niños presenta problemas visuales no diagnosticados, y hasta el 20% de los pequeños entre 5 y 7 años ya sufre miopía. Estos ...
En los últimos años se han acrecentado de manera importante problemas visuales en niños en edad escolar en España. De acuerdo con estudios recientes, uno de cada cuatro niños presenta problemas visuales no diagnosticados, y hasta el 20% de los pequeños entre 5 y 7 años ya sufre miopía. Estos datos son especialmente preocupantes si se tiene en cuenta que alrededor del 80% del aprendizaje infantil se realiza a través de la vista.
Elena Sandoval, especialista en oftalmología pediátrica y oculoplastia en Miranza Santander, advierte sobre esta tendencia y subraya la necesidad de poner especial atención en la detección precoz y en el seguimiento adecuado para proteger la salud ocular de los más pequeños. "El aumento de la miopía está siendo especialmente significativo en niños con antecedentes familiares o en aquellos que la desarrollan a edades muy tempranas, incluso antes de comenzar la escolarización", explica la doctora. Pero no solo la miopía preocupa: la especialista también detecta un alto número de casos de hipermetropía y estrabismo asociados, trastornos que pueden interferir en el desarrollo visual y, por tanto, en el rendimiento escolar y la calidad de vida del niño.
La mayoría de las enfermedades oculares infantiles pueden tratarse con éxito si se detectan antes de los 8-10 años, momento en el que el sistema visual termina su desarrollo. Por este motivo, se recomienda que los niños a partir de los 3 años realicen revisiones oculares anuales para detectar cualquier anomalía lo antes posible.
Ante este escenario, la oftalmología pediátrica destaca el avance en el desarrollo de tratamientos para frenar la progresión de la miopía en la infancia. Elena Sandoval detalla que "actualmente contamos con lentes de desenfoque periférico, tanto en gafas como en lentes de contacto, que han demostrado su eficacia para ralentizar el aumento de la miopía en niños".
Además, se ha incorporado un tratamiento farmacológico que consiste en la aplicación de un colirio de atropina ultra diluida. Este colirio es el mismo que se utiliza para dilatar la pupila durante los exámenes oftalmológicos, pero en concentraciones mucho más bajas para minimizar los efectos secundarios, como la dilatación excesiva de la pupila o la dificultad para enfocar objetos cercanos. "Este tratamiento ha demostrado ser seguro y con efectos secundarios mínimos, lo que permite su uso en niños de manera rutinaria", añade la experta.
Este enfoque combinado, uso de lentes específicas y colirio, representa un gran cambio en el tratamiento de la miopía infantil, ofreciendo una esperanza real para ralentizar una afección que, sin control, puede aumentar el riesgo de complicaciones oculares graves en la edad adulta.
El desarrollo visual en los niños se completa aproximadamente a los 8-10 años, por lo que la detección precoz de cualquier problema visual es fundamental para garantizar una visión sana y funcional. "Cuando se prescribe un tratamiento, ya sea con gafas, parche u otras terapias, es imprescindible un seguimiento riguroso", afirma Sandoval.
En este sentido, la especialista recomienda que los niños que reciben tratamientos más intensos sean revisados cada tres meses para evitar la aparición de ambliopía (ojo vago) u otros desequilibrios visuales que puedan afectar el desarrollo. Por otro lado, en niños miopes de mayor edad, donde la progresión es más lenta, las revisiones pueden espaciarse a intervalos de seis meses.
Este cuidado y seguimiento continuo no solo permiten ajustar el tratamiento a las necesidades específicas de cada niño, sino que también ofrecen tranquilidad a las familias, que pueden estar seguras de que la salud visual de sus hijos está siendo monitorizada de forma adecuada.
Por último, pero no menos importante, los expertos de Miranza recuerdan a padres, educadores y profesionales la importancia de no subestimar el cuidado de la salud ocular infantil. Una detección tardía o un tratamiento inadecuado pueden repercutir negativamente en el rendimiento académico y en la calidad de vida de los niños.