En este sentido, la campeona mundial Mariola Corega (@mariolacorega), nos da 7 razones para trabajarlo, y una guía de lo que debemos y no debemos hacer con él. Es el centro de gravedad del cuerpo y de la energía. Desde el punto de vista anatómico y energético, el suelo pélvico conecta ...
En este sentido, la campeona mundial Mariola Corega (@mariolacorega), nos da 7 razones para trabajarlo, y una guía de lo que debemos y no debemos hacer con él.
Es el centro de gravedad del cuerpo y de la energía. Desde el punto de vista anatómico y energético, el suelo pélvico conecta con el core, la respiración y el equilibrio. Es el punto donde se genera y distribuye la fuerza.
Sostiene la vida (literalmente). Da soporte a los órganos pélvicos, interviene en el parto y en la continencia. Su debilitamiento puede causar problemas urinarios, digestivos y sexuales, pero también una pérdida de vitalidad general.
Está íntimamente ligado al placer. Un suelo pélvico tonificado mejora la sensibilidad, la lubricación y la capacidad orgásmica. La fuerza femenina empieza en la pelvis y no hay que normalizar sus problemas: no es normal sentir dolor en las relaciones sexuales.
Influye en la postura, la voz y la respiración. El estado del suelo pélvico afecta la alineación corporal, el tono abdominal y la proyección de la voz. Es un centro físico y expresivo.
Entrenarlo es entrenar la autoestima. Cuando una mujer toma conciencia de su pelvis, recupera poder: deja de vivir desconectada de su cuerpo y de su deseo.
Porque la energía femenina no es fragilidad, es raíz. Fortalecer el suelo pélvico es fortalecer la raíz desde la que florece todo lo demás: el placer, la seguridad, la creatividad y la vida.
Es la base del movimiento consciente. En el método Priorízate de Mariola Corega, todo entrenamiento comienza activando el suelo pélvico. No se trata solo de fuerza, sino de presencia.
Cómo activar y fortalecer el suelo pélvico
La contracción básica. Imagina que quieres cortar el pis y al mismo tiempo elevar suavemente hacia dentro. Mantén 3 segundos y relaja. Haz 10 repeticiones, dos veces al día.
Respirar bien para que el suelo pélvico trabaje contigo. Inhala dejando que el abdomen se expanda; exhala activando suavemente la contracción del punto anterior. (La respiración correcta evita presión hacia abajo.)
Ejercicios sencillos que ayudan.
Puente: tumbada boca arriba, sube la cadera apretando glúteos.
Plancha suave: apoyar antebrazos y mantener 15-20 segundos.
Sentadilla lenta: abrir piernas a la anchura de caderas y bajar sin prisa.
Activar antes de levantar peso. Cada vez que levantes algo -pesas, una maleta, el supermercado o tu propio cuerpo al incorporarte- sigue esta secuencia: Inhala antes de empezar, activa suavemente el suelo pélvico y levanta exhalando.
Qué evitar para no debilitarlo
Saltos o impacto si hay debilidad. Correr o saltar sin tener tono previo puede empeorar síntomas. Primero se recupera la base, luego se añade impacto.
No empujar al ir al baño. Eleva los pies en un pequeño taburete para que el intestino se alinee y evita hacer fuerza.
No aguantar la respiración al esforzarte. Exhala siempre en el momento del esfuerzo: protege directamente el suelo pélvico.
No cargar peso con la espalda redondeada. Dobla rodillas, activa suavemente la zona y exhala al levantar.