En esos momentos, tener a mano ciertos alimentos puede marcar una diferencia real en cómo te sientes. A esto lo llamamos despensa emocional, un conjunto de básicos que te acompañan en días de baja energía o altibajos emocionales. Qué es la despensa emocional y por qué ayuda tanto La despensa emocional no ...
En esos momentos, tener a mano ciertos alimentos puede marcar una diferencia real en cómo te sientes. A esto lo llamamos despensa emocional, un conjunto de básicos que te acompañan en días de baja energía o altibajos emocionales.
La despensa emocional no es una dieta ni un plan rígido. Es una forma de organizar en casa alimentos que, por su composición, influyen en tu energía, en tu estado de ánimo y en tu capacidad para regularte emocionalmente. Las mujeres vivimos ciclos hormonales, ritmos exigentes y momentos en los que la glucosa, la serotonina o el magnesio juegan un papel clave.
Tener a mano alimentos que estabilizan, reconfortan y aportan nutrición real ayuda a evitar decisiones impulsivas cuando estás cansada o sensible. En lugar de buscar cualquier cosa, eliges lo que te cuida. Y eso se nota en tu ánimo y en tu día.
Estos son los básicos que merece la pena tener siempre en tu despensa emocional, explicados con usos rápidos para que los integres sin esfuerzo.
Saciante, reguladora de la glucosa y calmante del sistema nervioso. Perfecta para desayunos o meriendas cuando sientes irritabilidad o ansiedad.
Uso rápido: mezcla avena con bebida vegetal, canela y fruta. Lista en tres minutos.
Ricos en magnesio, ayudan con la tensión muscular, el estrés y la sensación de "no puedo con todo". Almendras, nueces o anacardos funcionan muy bien.
Uso rápido: un puñadito entre comidas para estabilizar la energía.
Aporta triptófano, precursor de la serotonina, y ofrece energía suave y sostenida.
Uso rápido: combínalo con yogur, tómalo solo o en un batido.
Mejora el estado de ánimo y reduce la ansiedad. Mejor en pequeñas cantidades.
Uso rápido: dos onzas a media tarde como acompañamiento reconfortante.
Tila, melisa, manzanilla o rooibos. Ideales para tardes de irritabilidad o para bajar revoluciones al llegar a casa.
Uso rápido: pon el agua a calentar mientras te cambias o recoges.
Proteína limpia que aporta saciedad y energía sin sensación de pesadez.
Uso rápido: en cinco minutos puedes preparar un revuelto o un huevo a la plancha.
Digestivo, suave y nutritivo. Perfecto cuando buscas confort sin complicaciones.
Uso rápido: añade fruta, semillas o un toque de miel.
Kiwi, naranja, fresas… La vitamina C participa en la regulación del estado de ánimo y el sistema inmunitario.
Uso rápido: corta varias piezas y guárdalas en tuppers para tenerlas listas.
Hidratos de absorción lenta que estabilizan la glucosa y evitan altibajos emocionales.
Uso rápido: con aguacate, queso fresco o sardinas.
Perfectas para noches en las que no tienes energía para cocinar y necesitas algo cálido y reconfortante.
Uso rápido: calentar y servir.
Reserva un estante para estos básicos, mantén dos o tres opciones listas para usar y revisa tu stock una vez a la semana. Puedes ajustarla a tu ciclo: más magnesio en fase lútea, más vitamina C en días de baja energía o más avena cuando notes ansiedad suave. Lo importante es que sea accesible y práctica.
No se trata de comer más, sino de comer acorde a cómo te sientes:
• Cansancio: huevo + tostada + fruta cítrica.
• Irritabilidad: infusión + chocolate negro + frutos secos.
• Baja energía: plátano + yogur + avena.
• Necesidad de calma: sopa + infusión + manta.
Son combinaciones rápidas, nutritivas y muy realistas para días exigentes.