Según los datos proporcionados durante las conferencias sobre Beauty Trends Lab 2025, organizadas por Beauty Cluster, el sector alcanzará los 580.000 millones de dólares en 2027, con un crecimiento del 6% anual y un impulso claro del e-commerce y la cosmética premium.

Los consumidores ya no compran a ciegas: comparan, investigan y quieren resultados visibles. En solo dos años, las búsquedas de ingredientes activos han subido un 40%, y 6 de cada 10 millennials revisan qué activos lleva un producto antes de añadirlo al carrito. De esta forma, la "belleza científica" se consolida como una de las categorías con mayor crecimiento. "Crece incluso en entornos complejos porque el consumidor valora la eficacia, la ciencia y la innovación constante", explican desde Beauty Cluster.

Cosmética hiperpersonalizada y sostenible

Esta evolución se combina con un cambio profundo en la forma de consumir belleza. El usuario ya no acepta categorías amplias: busca soluciones creadas exactamente para él. Gracias a tecnologías como la inteligencia artificial, la biometría y el análisis avanzado de datos, la hiperpersonalización se consolida como uno de los grandes motores del sector. "Estamos ante un cambio estructural. El consumidor quiere productos y tratamientos a medida, y esto transforma toda la cadena de valor", señalan desde Beauty Cluster.

Al mismo tiempo, el consumo responsable gana protagonismo. El 73% de la Generación Z estaría dispuesto a pagar más por productos sostenibles, el 63% elige en función de las causas sociales que respalda una marca y el 54% deja de comprar a aquellas que percibe como incoherentes. Esta sensibilidad está impulsando el uso de ingredientes reciclados, el auge de fórmulas waterless y el crecimiento de las propuestas inclusivas.

El bienestar emocional también entra en el centro del debate: el 77% de los consumidores busca beneficios anímicos en las fragancias. Las nuevas tecnologías permiten desarrollar productos diseñados para influir en sensaciones y estados de ánimo. Desde el Beauty Cluster destacan que "la intersección entre ciencia, tecnología y bienestar abre nuevas oportunidades de negocio para los próximos años".

En definitiva, este 2026, el sector beauty entra en una etapa donde la ciencia, la personalización y los valores pesan tanto como la textura o el aroma de un producto. El consumidor quiere saber qué funciona, por qué funciona y qué dice su compra sobre él y sobre el mundo que quiere construir. Con este cambio de mentalidad, el sector redefine la forma en la que entendemos el cuidado personal y abre la puerta a una belleza más inteligente, más consciente y profundamente conectada con el bienestar.