Esta costumbre, profundamente arraigada en los hogares catalanes, va mucho más allá de una simple receta heredada. Representa una forma concreta de entender la celebración, el aprovechamiento y la continuidad familiar a través de la mesa. Aunque hoy los canelones de San Esteban forman parte del imaginario colectivo navideño, su origen está estrechamente ligado a la ...
Esta costumbre, profundamente arraigada en los hogares catalanes, va mucho más allá de una simple receta heredada. Representa una forma concreta de entender la celebración, el aprovechamiento y la continuidad familiar a través de la mesa.
Aunque hoy los canelones de San Esteban forman parte del imaginario colectivo navideño, su origen está estrechamente ligado a la historia medieval de Cataluña y a una organización social muy distinta de la actual. Entender por qué se comen canelones ese día engloba mirar al pasado, a las estructuras familiares extensas, a los largos desplazamientos y a un calendario festivo que aún conserva huellas de la influencia carolingia.
El origen histórico de San Esteban en Cataluña
La celebración de San Esteban como día festivo es un rasgo singular del calendario catalán. Según explica el especialista en cultura popular Amadeu Carbó, en su libro Celebrem el Nadal, esta particularidad se remonta al siglo IX, cuando la Cataluña Vieja formaba parte del Imperio carolingio.

En el mundo carolingio, la familia no se concebía como un núcleo reducido, sino como un clan amplio. En fechas señaladas como la Navidad, era habitual que los miembros de la familia se desplazaran hasta la casa solariega. Dado que los viajes eran largos, difíciles y peligrosos, se hacía necesario disponer de más de un día para el regreso. De ahí surge que San Esteban no fuera un día no laborable, pensada inicialmente para facilitar la vuelta a casa tras la gran comida de Navidad.
De la necesidad al símbolo gastronómico: los canelones
El paso del tiempo transformó una necesidad práctica en una tradición cultural. San Esteban dejó de ser solo un día para volver a casa y se convirtió en una jornada festiva en sí misma. En ese contexto, la comida volvió a ocupar un lugar central, pero con una lógica distinta a la del día anterior. Si la Navidad estaba asociada a grandes asados y platos elaborados, San Esteban se vinculó al aprovechamiento de los restos.
Aquí es donde aparecen los canelones como plato emblemático. Elaborados tradicionalmente con las carnes sobrantes del día de Navidad —pollo, gallina, ternera o cerdo—, los canelones representaban una forma ingeniosa y respetuosa de no desperdiciar alimentos.
Una costumbre viva: la de comer canelones
La tradición de comer canelones en San Esteban sigue plenamente viva en Cataluña, aunque, como toda costumbre, se adapta a los cambios sociales. Las familias son hoy más pequeñas, los desplazamientos ya no requieren jornadas enteras y la cocina ha incorporado nuevas técnicas. Sin embargo, el sentido profundo de la tradición permanece.
Entre todos los rituales gastronómicos que marcan estas jornadas, hay uno que destaca por su fuerte carga simbólica y emocional: comer canelones el día de San Esteban, el 26 de diciembre. Comer canelones el 26 de diciembre, día de Sant Esteve, sigue siendo una forma de cerrar el ciclo navideño inmediato, de prolongar la reunión familiar y de rendir homenaje a una historia compartida.
Tal como recogen instituciones culturales catalanas y estudios sobre patrimonio inmaterial europeo, como el texto del profesor Javier Marcos Arevalo, estas tradiciones no sobreviven por inercia, sino porque continúan teniendo sentido para quienes las practican. En el caso de Cataluña, los canelones son, todavía hoy, una deliciosa manera de contar quiénes somos y de dónde venimos.
La receta básica de los canelones por Sant Esteve
La receta básica de los canelones lleva carne de cerdo, ternera y pollo acompañada de un sofrito de cebolla y tomate. Según el Ayuntamiento de Barcelona, el tipo y la proporción de la carne puede variar mucho. Hay quienes los hacen con tocino, cabeza de lomo, jarrete… También hay recetas que dan más papel a la ternera o al pollo.
También hay quien añade hígado de pollo, cerebro de cordero, hígado graso o paté al relleno para darle más untuosidad. Incluso otros aromatizan la carne con un poco de trufa rallada.
Foto: Ayuntamiento de BarcelonaEntre todos los rituales gastronómicos que marcan estas jornadas, hay uno que destaca por su fuerte carga simbólica y emocional: comer canelones el día de San Esteban, el 26 de diciembre.