Botánicamente es una cucurbitácea (como el melón o la calabaza) del grupo Citrullus lanatus que se cultiva en muchos países del mundo. El fruto es grande, carnoso y muy jugoso por su elevado contenido en agua. Puedes encontrar en el mercado frutos sin semillas obtenidos así para facilitar su consumo y que los niños puedan comerla sin problema ni rechazo por la incomodidad de tener que eliminarlas. Si te cuesta decidirte, pídele al frutero que la elija por ti y consérvala en la nevera, a temperatura moderada (no demasiado baja) para que mantenga todas sus propiedades y sabor.

En su composición destacaría que tiene una elevada proporción de agua, citrulina (aminoácido), carotenoides (licopeno en elevada proporción), vitaminas (A, C, B, etc.), minerales (calcio, hierro, fósforo, potasio, etc.) y fibra. Su contenido graso es mínimo y 100 gramos aportan solamente unas 30 calorías.

Presenta numerosas propiedades que se incrementan con la madurez, por lo que se recomienda consumirla en ese momento. Para reconocer su madurez, fíjate en el sonido que hace al golpearla (que suena a hueco) o en el peso (cuanto más mejor respecto del tamaño). También es importante el color de la zona que estuvo apoyada en la tierra; si es amarillenta es que se ha recogido en su mejor momento. Podemos señalar que:

-Es ligeramente diurética y baja en calorías, por lo que resulta muy adecuada si quieres adelgazar.

-Tiene efectos beneficiosos sobre la salud ocular por su contenido en carotenos, que se transforman en vitamina A.

-Es fuente de licopeno, un antioxidante que reduce los radicales libres que causan envejecimiento celular.

-Mejora el estreñimiento por su contenido en fibra.

-Se cree que es buena para el corazón y la hipertensión por su contenido en citrulina (aminoácido) y potasio (mineral).

-Es fuente de energía por su contenido en vitaminas del grupo B.

-Presenta un bajo contenido en sodio por lo que resulta perfecta para quienes siguen dietas bajas en este elemento.

Elige la que tenga una piel sin señales, ni golpes o cortes y consúmela tal cual llega, fresquita, pelada y cortada. También puedes usarla para preparar zumos, helados, mermeladas, flan, batido, sorbetes, granizados, etc. Otra opción es añadirla al gazpacho para variar tu receta habitual.

Resulta deliciosa en zumo. Puedes incluir lo que quieras: sandía, fresas, limón, pomelo, frambuesas, tomate, brécol, espinacas, naranja, etc. Para reducir el impacto del sabor y aumentar tu hidratación, puedes añadir agua, hielo o ambos. Es sencillo prepararlo: lava y pela las frutas, ponlas en licuadora, añade agua fría y bébetelo inmediatamente.

Si te resulta indigesta, evita tomarla como postre porque puede provocar digestiones pesadas y opta por comerla al desayuno, por ejemplo.