Las personas con mayor posibilidad de verse afectadas y que peor siguen las pautas de dosificación prescritas son:

-los ancianos que, por su edad y problemas de salud, suelen tomar “muchas pastillas”. Otra persona debe encargarse de administrarlas adecuadamente.

-los enfermos tratados con varios fármacos distintos, con horarios y prescripciones diferentes, que se confunden.

-los que siguen tratamientos prolongados, a dosis altas y con muchos efectos secundarios.

-los bebés, porque su organismo reacciona más ante los principios activos.

-las personas alérgicas o intolerantes a algún alimento (por ejemplo a la lactosa, presente en muchos fármacos).

-los que padecen carencias nutricionales (como vitaminas o minerales en anoréxicos).

Un problema frecuente es el horario, pues, cuando hay que tomarlo cada 8 horas, los enfermos no son capaces de adaptarlo a su vida normal. El intervalo horario lo puede decidir él mismo, lo importante es que pasen 8 horas entre las tomas y no el momento en que se hace (de madrugada o al amanecer).

Otra complicación surge cuando el tratamiento es largo: “¡tengo que tomar antibióticos 8 días!”. En ningún caso se puede reducir, pero el paciente suele hacerlo porque piensa: “ya estoy bien y hay que evitar tomar pastillas”. Es un grave error, pues no finalizar un tratamiento antibiótico provoca la aparición de resistencias e inutiliza ese principio activo para el futuro.

También se plantean dudas cuando los fármacos prescritos precisan condiciones digestivas concretas (en ayunas, con agua, con leche, durante la comida, etc.) Es imprescindible seguir estas órdenes porque los alimentos reaccionan con los medicamentos reduciendo su eficacia, potenciando o disminuyendo sus efectos adversos y/o aumentando su capacidad terapéutica. Estos consejos pueden ayudar:

-Leer el prospecto donde se indican las interacciones, contraindicaciones, etc. y seguir las pautas.

-Si debe ser tomado fuera de las comidas, debemos hacerlo entre 30 minutos y una hora antes ó 2 horas después.

-Cuando indica que no se mezcle con leche se debe a que ésta disminuye su absorción y reduce los efectos farmacológicos.

-Los intolerantes a la lactosa que consumen soja habitualmente, no pueden mezclarla con ibuprofeno, porque aumentarían sus efectos adversos a nivel digestivo. Otros alimentos ricos en flavonoides son el té verde o negro, el brócoli, el vino o la fruta sin pelar que incrementan la actividad de la vitamina C; se debe reducir el consumo en pacientes tratados con ésta.

-Si debe tomarse con las comidas es para minimizar sus efectos negativos a nivel digestivo.

-Ciertos alimentos inciden en la absorción y distribución del principio activo en el organismo. Por ejemplo, la inulina y la oligofructosa de plátanos, cebollas, ajos, puerros, etc., interfieren en la absorción intestinal de calcio.

-Los alimentos ricos en fitoesteroles (que bloquean la absorción de colesterol a nivel intestinal) consumidos en exceso reducen la absorción de sustancias fundamentales para el organismo (como vitaminas liposolubles o minerales).

Consulta a tu médico y a tu farmacéutico y sigue sus indicaciones. Es la mejor opción.