Resulta muy interesante porque presenta un bajo aporte calórico (unas 30 calorías por cada 100 gramos) y un alto poder nutritivo. Contiene fibra, agua, minerales (calcio, potasio, sodio, magnesio, etc.), vitaminas (ácido fólico, E, K, C y A), elementos azufrados y betacarotenos. Los expertos señalan que 100 gramos de brécol cubren las necesidades diarias de vitamina C.

Entre sus propiedades, podemos destacar que:

-Es un buen antioxidante por su contenido en betacarotenos, isocianatos y vitamina C.

-Mejora nuestro sistema inmunitario por la presencia de provitamina A.

-Favorece la salud visual por su contenido en luteína.

-Ayuda a eliminar toxinas por su contenido en potasio.

Se ha estudiado su efecto a nivel del tiroides. Los compuestos azufrados poseen la capacidad de bloquear la absorción de yodo por lo que afectarían a la función tiroidea. Pero los análisis indican que el consumo de cantidades normales de este alimento no causa ningún problema.

Puedes encontrarlo fresco o congelado. Si optas por el fresco elige el que tenga color verde vivo y evita el que presenta zonas amarillentas. Debe ser firme, que no se le caigan trozos al moverlo. Debes conservarlo en la nevera envuelto en un plástico perforado para evitar contaminaciones indeseables. No lo laves hasta que llegue el momento de cocinarlo para evitar la formación de moho. El congelado puedes encontrarlo solo o combinado con otras verduras y no es necesario descongelarlo para cocinarlo. Guárdalo en el congelador evitando romper la cadena de frío.

Para cocinarlo se recomienda lavarlo entero en agua fría o bajo el chorro de agua durante poco tiempo. Separa los floretes del tronco porque no tienen la misma dureza. De hecho, el tronco puedes usarlo para hacer una crema (unos quince minutos de cocción) y los floretes cocinarlos al dente (entre 3 y 5 minutos de cocción). Puedes comerlo en crudo o prepararlo cocido (3 minutos), al vapor (4 ó 5 minutos), a la plancha (4 ó 5 minutos tapado), al horno, microondas o frito (2 ó 3 minutos).

Aunque lo más extendido es cocinarlo simplemente cociéndolo en agua con sal, es un vegetal muy versátil que puedes emplear en un gran número de recetas deliciosas. Puedes prepararlo con macarrones, fideos, en ensalada, en revuelto, gratinado, etc. Te proponemos un guacamole de brécol, pues es una forma curiosa de comerlo en crudo. Se elabora como el guacamole, adicionando aceite de oliva. Nuestra receta incluye media cebolleta, un tomate maduro, 4 floretes de brécol, el jugo de medio limón, una chispa de sal, dos cucharadas de aceite de oliva y pimienta blanca. Mezcla todos los ingredientes y pásalos por la batidora. Añade al final el aceite y mezcla de nuevo. Elige cuánto le pones en función de la textura que más te guste. Puedes acompañarlo de nachos, apio, zanahoria, etc.