La manzana pertenece a la familia de las Rosáceas y se denomina botánicamente Malus domestica. El manzano es un árbol que se cultiva en muchos lugares del mundo porque se adapta a diferentes condiciones del terreno y el clima. Existen numerosas especies que se consumen en diferentes épocas del año. También el colorido es muy variado (verdes, amarillas, rojas, etc.) y puedes elegir la que más te guste. Las variedades más conocidas son la Golden, red chief, Pink Lady, Reineta, Granny Smith, Gala, etc.

Se considera una de las frutas menos calóricas (unas 50 calorías por cada 100 gramos). Contiene fibra soluble (pectina que evita el estreñimiento y regula los niveles de glucosa), aminoácidos (cisteína, glicina), vitaminas (A y C), calcio, magnesio, potasio (imprescindible para el impulso nervioso y muscular), quercetina (un flavonoide antioxidante que reduce la presencia de radicales libres en tu organismo), ácidos (málico, glutamínico) y sorbitol (que facilita las digestiones).

Se cree que reduce la inflamación intestinal, mejora la diarrea y el estreñimiento (aunque parezca incongruente), es un antiácido natural para el estómago, estimula la producción de saliva al masticarla, favorece la diuresis y la depuración del organismo, etc.

Forma parte de las dietas de adelgazamiento porque ayuda a mantener el equilibrio nutricional y genera saciedad, lo que reduce la cantidad de comida que necesitas ingerir. Suele recomendarse el consumo de una manzana verde en ayunas porque aporta muy pocas calorías y mucha fibra que reduce tu apetito. Se cree, también, que regula el nivel de glucosa en sangre, lo que favorece el funcionamiento del páncreas y la liberación de insulina.

Además de su facilidad para comerla entera en cualquier lugar, es muy versátil y puedes preparar dulces, salsas, helados, batidos o aperitivos muy sanos, pues combina tanto con alimentos dulces como salados. De ella se obtienen diferentes productos como vinagre, sidra, jarabe, etc. con diferentes aplicaciones. Recomendamos como especialmente saludable la compota, que puedes preparar con gran facilidad.

Te proponemos una receta muy sencilla: Pon a cocer un cazo con agua y azúcar. Cuando hierva, añade una rama de canela o vainilla, según tus preferencias. Sigue cociendo el preparado unos minutos y añade las manzanas peladas y cortadas en trozos. Continúa la cocción unos 35 minutos y, cuando esté blanda, apaga la cocina y déjala enfriar antes de comerla. Puede acompañarla de helado, galletas, queso, etc.

Y no solo te beneficia si la comes, también se utiliza la flor de Bach de manzana silvestre para mejorar tu estado de ánimo y en productos cosméticos. Puedes preparar en casa una mascarilla facial refrescante en poco tiempo: ralla la manzana con un rallador y mézclala con una crema sencilla o unas gotas de aceite de oliva. Coloca la preparación así obtenida en tu cara durante 15 minutos y relájate mientras hace efecto. Retírala con abundante agua fría. Notarás tu piel perfecta e hidratada.