Lee las etiquetas para saber lo que comes y en qué se encuentran enriquecidos. En caso de duda, consulta al médico, farmacéutico o especialista en dietética la conveniencia o no de consumirlos. Entre los más habituales, destacaría:

Ácidos omega 3, son ácidos grasos esenciales poliinsaturados que deben ser adquiridos a través de la dieta. Presentes en: pescados (sardina, salmón), nueces, vegetales (acelgas), algunas semillas (lino, calabaza), etc., combinados con omega 6. Una dieta adecuada garantiza la ingesta mínima diaria recomendada por la OMS y actualmente se añaden a los lácteos.

Antioxidantes naturales, grupo de compuestos que bloquean a los radicales libres. La mayoría se hallan en alimentos vegetales (por lo que es importante comer frutas y verduras habitualmente). Se incluyen las vitaminas E y C, los betacarotenos, flavonoides, selenio y zinc, entre otros.

Bífidus, forma parte del grupo de los probióticos, microorganismos dedicados a la síntesis y absorción de enzimas metabolizadoras de lactosa y vitaminas imprescindibles para la salud. Suelen añadirse a los lácteos, lo que facilita su ingestión. No se debe abusar de su consumo.

Casei, microorganismos vivos que se adaptan al colon mejorando la actividad de su flora, reparándolo si ha sufrido alguna agresión y activando el sistema inmunológico. Sería recomendable ingerir conjuntamente pro y prebióticos y racionalizar su ingesta.

Edulcorantes de nuevo cuño: compuestos que endulzan los alimentos y sustituyen al azúcar común y a los clásicos. Se incluyen el almidón genéticamente modificado, el sorbitol, el xilitol, el lactitol,… utilizados en alimentos bajos en calorías. Su consumo excesivo es negativo para la salud y, como mínimo, son laxantes.

Fitoesteroles, aparecen en una gran cantidad de productos, desde yogures hasta galletas. Su función es bloquear la absorción de colesterol a nivel intestinal. Su exceso reduce la absorción de sustancias fundamentales (vitaminas liposolubles o minerales). No deberían administrarse a mujeres embarazadas o durante la lactancia ni a menores de 5 años.

Isoflavonas, pertenecen al grupo de los flavonoides presentes en la soja, el té verde o negro, el brócoli, el vino o la fruta consumida sin pelar. Protegen del daño que causan oxidantes, colorantes, conservantes o metales pesados al organismo y reducen los radicales libres.

Lactobacilos, palabra que has oído muchas veces….y ya la hemos comentado al hablar de Casei, por ejemplo, que es un lactobacilo.

L-carnitina: de administración única (en forma de pastillas para vía oral o gel tópico) o añadida a ciertos alimentos para reducir el peso y como coadyuvante en dietas. Degrada la grasa acumulada, por ejemplo, en celulitis.

Prebióticos, mejoran la actividad de las bacterias intestinales, la absorción de calcio a ese nivel y tienen efectos inmunológicos.

Probióticos, microorganismos vivos que se adaptan al colon mejorando la actividad de la flora intestinal y el sistema inmunológico. Suelen añadirse a alimentos lácteos porque facilitan su ingestión.

Tonalín: presente sobre todo en leches enriquecidas. Se relaciona con la estimulación del metabolismo para reducir la grasa corporal y favorecer el adelgazamiento. Cuidado porque puede causar un aumento de la tensión arterial.