La carne de cerdo ha estado muy mal vista por su contenido en grasa, pero los especialistas señalan que es una grasa superficial que puede ser retirada con facilidad y, lo más importante, son grasas insaturadas, que se consideran más saludables y ayudan a regular los niveles de colesterol.

Es importante elegir bien la materia prima. En el caso de los filetes opta por los que tengan menos grasa y elimina toda la que sea visible. El churrasco, por ejemplo, debes evitar cocinarlo en exceso y utilizar las tajadas más limpias. Si vas a comer jamón, escoge el de mejor calidad, pues contiene menos cantidad de grasas saturadas.

A nivel nutricional destacaría que:

-Contiene ácido oleico, un ácido graso saludable presente en el aceite de oliva.

-Tiene un elevado porcentaje de proteínas y aminoácidos esenciales, de buena calidad y fácil asimilación.

-Presenta minerales (hierro, fósforo, magnesio, potasio) que el organismo asimila con facilidad.

-Es rica en vitaminas, especialmente del grupo B. Destacable la presencia de B1, fundamental para el sistema nervioso.

Se recomienda consumirla una o dos veces a la semana, integrada en una dieta saludable rica en vegetales, legumbres y fruta. Esta cantidad no va a influir en el control de los niveles de colesterol o triglicéridos de tu organismo. Consulta a tu médico.

Son muchas las recetas en las que puedes incluir carne de cerdo y que no resultan complicadas a la hora de elaborarlas. Te proponemos cuatro que resolverán fácilmente tus cenas:

-Alcachofas con jamón. Saltea el jamón serrano cortado en tacos en una sartén con unos ajos. Añade las alcachofas y dóralas hasta que estén al punto. Puedes poner perejil muy picadito al final.

-Albóndigas. Pide en la carnicería que te piquen carne de ternera y cerdo sin grasa. Mézclalas con huevo, sal, perejil y pan. Prepara las bolas y empánalas con harina. Dóralas en una olla con aceite de oliva y cocínalas con un chorrito de vino blanco y agua.

-Revuelto de setas con jamón. Saltea los tacos de jamón y las setas en una sartén con aceite de oliva. Bate los huevos y añádelos al preparado anterior. Cocínalos hasta que alcancen el punto que te guste. Ya ves que las opciones son muy variadas.

No tienes que renunciar a comer carne de cerdo, salvo indicación concreta de tu médico. Simplemente, opta por un consumo controlado y combinado con una dieta saludable. No abuses de ella, pero no la excluyas completamente de tu dieta habitual porque sus ventajas nutricionales son indiscutibles.