Carmen Reija
Nuestro organismo presenta mecanismos adecuados para purificarse y expulsar lo que no debe estar en él. Esos elementos nocivos pueden afectar a todos los órganos (pulmón, riñón, hígado, etc.) y reducir nuestras defensas haciéndonos sensibles al ataque de virus y bacterias causantes de enfermedades. En ocasiones concretas puede resultar imprescindible ayudarle a depurarse y liberar esas toxinas que le dañan para mantener en perfecto estado nuestra salud. Consulta a tu médico.
Los especialistas recomiendan planificar ciclos anuales de desintoxicación para lograr la homeostasis. Puedes reconocer que “algo no va bien” en tu cuerpo por señales muy sencillas y fáciles de percibir: catarros que no curan, uñas frágiles, caída del pelo, acné, etc. Cualquiera de estas circunstancias debe ser consultada al médico ...
Los especialistas recomiendan planificar ciclos anuales de desintoxicación para lograr la homeostasis. Puedes reconocer que “algo no va bien” en tu cuerpo por señales muy sencillas y fáciles de percibir: catarros que no curan, uñas frágiles, caída del pelo, acné, etc. Cualquiera de estas circunstancias debe ser consultada al médico para que él te indique lo que debes hacer. Evita caer en errores que pueden costarte caros porque las pautas debe darlas él.
De manera general, resulta interesante reducir el consumo de grasas malas, intentando incrementar el de las buenas que son necesarias para el buen funcionamiento del organismo. La expulsión de las toxinas acumuladas en la grasa implica una reducción de ésta, por lo que se suele adelgazar aunque no sea éste el objetivo primordial. Resultan muy adecuados todos los vegetales y las frutas consumidos de la manera más natural posible (puerro y apio resultan muy adecuados por sus características nutricionales), los aceites vegetales sin procesar (el de oliva virgen de primera prensión es ideal), el vinagre de manzana (mejor que cualquier otro) y las infusiones de plantas depurativas que favorezcan la diuresis (como el té o la cola de caballo). Deberías olvidarte de los alimentos y bebidas procesados (refrescos, bollería, etc.), el azúcar refinado, los alimentos fritos y rebozados (mejor el filete a la plancha), el consumo excesivo de proteínas animales, alcohol y café o los alimentos con muchos aditivos (salsas preparadas, por ejemplo).
Te proponemos:
- un caldo depurativo que resulta muy eficaz para limpiar tu organismo. Se prepara con agua, apio, repollo, zanahoria, puerro, cebolleta, ajo, perejil fresco, orégano y sal yodada (si necesitas que sea salado). Cuécelo tres cuartos de hora a fuego lento y, al acabar, cuélalo. Déjalo enfriar. Guárdalo en la nevera, donde se conservará tres días como máximo. Las verduras usadas debes tirarlas y, cuando lo consumas, puedes hacerlo directamente o añadirle limón o naranja para completar sus propiedades y mejorar el sabor.
- una crema de calabacín, puerro y cebolla. Lava y corta los vegetales. Pon aceite de oliva en la sartén y póchalos hasta que queden blandos. Una vez elaborados, pásalos por la batidora hasta alcanzar la textura deseada. Puedes consumirla en frío o en caliente, como más te guste.
-un zumo de fresa, zanahoria, naranja y puerro. En la licuadora y, si te resulta fuerte, añade agua al preparado.
Cualquier dieta debe ser pautada por un especialista, y en este caso es fundamental que así sea, pues la limpieza del organismo no puede generar carencias nutricionales. Cuidado especial merecen las embarazadas, los enfermos de riñón, los que tienen un peso muy bajo y quienes padecen enfermedades metabólicas como la diabetes. Consulta tu situación antes de emprender ningún tipo de medida en este sentido porque puedes sufrir un problema de salud inesperado.