Seguir una dieta sana, hacer ejercicio, no fumar, vacunarse o mantenerse tranquilo y libre de estrés son pautas sencillas que favorecen su funcionamiento y evitan, en muchos casos, el padecimiento de patologías graves por fallos en tus defensas.

Cuida tu intestino porque en él reside parte de la capacidad de respuesta ante agentes nocivos. En la mucosa intestinal se sitúan acúmulos celulares que reaccionan con la flora intestinal y favorecen la actividad inmunológica. Cualquier alteración que percibas como anormal debe ser consultada al médico. El funcionamiento adecuado de este órgano garantiza un estado saludable. No temas acudir a la clínica.

Una alimentación sana repercute directamente en él. La regularidad en el tránsito intestinal que garantiza que las bacterias que lo colonizan estén en perfecto estado, pasa por el consumo de nutrientes adecuados, la hidratación, evitar los agentes nocivos y adaptarlo a horarios establecidos. Cuídalo.

Utiliza probióticos. La OMS los define como “microorganismos vivos que, cuando son administrados en cantidad adecuada, confieren un efecto beneficioso para la salud del huésped”. No vale cualquier cosa. Deben cumplir una serie de parámetros determinados por los organismos sanitarios competentes, entre otros, potenciar las defensas inmunitarias del hospedador. Los más utilizados pertenecen a Lactobacilos y Bifidobacterias, aunque también se usan Saccharomyces cerevisiae y algunas especies de Bacillus.

La industria ha buscado diferentes formas de introducirlos en el mercado, siendo las más utilizadas:

-Alimentos que los incluyen, aunque la cantidad no sea muy alta (yogur).

-Suplementos alimenticios, nutracéuticos o probióticos encapsulados, con efecto preventivo, pero no curativo.

Importante resulta diferenciarlos de otros componentes que se suelen asociar, pero que tienen una funcionalidad diferente como los prebióticos (que se utilizan en alimentos como galletas, cereales, chocolate, lácteos, etc., siendo los más conocidos la oligofructosa, la inulina, etc.) o los simbióticos (que contienen pre y probióticos como ocurre con la combinación de oligofructosa y bifidobacterias).

Además, el cuerpo tiene mecanismos para purificarse y expulsar lo que no debe estar en él (desintoxicarse y depurarse). Esa “basura” afecta a todos los órganos (pulmón, riñón, hígado, etc.) y reduce nuestras defensas haciéndonos sensibles al ataque de microorganismos causantes de enfermedades. Puede ser necesario ayudar a nuestro cuerpo a depurarse y liberar esas toxinas que le dañan, consumiendo vegetales y frutas de la manera más natural posible (puerro y apio resultan muy adecuados), los aceites vegetales sin procesar (el de oliva virgen de primera prensión es ideal), el vinagre de manzana (mejor que cualquier otro) o las infusiones de plantas depurativas que favorezcan la diuresis.

Olvídate de los alimentos y bebidas procesados (refrescos, bollería, etc.), azúcar refinado, alimentos fritos y rebozados (mejor el filete a la plancha), exceso de proteínas animales, alcohol, café y alimentos con muchos aditivos (salsas preparadas, por ejemplo).

Consulta a tu médico tus dudas y sigue sus indicaciones para evitar problemas relacionados con las bajadas de defensas y la afectación del sistema inmunitario.