El sol es fundamental para alcanzar los niveles adecuados de vitamina D en nuestro organismo. El mecanismo es complejo, pero los expertos señalan que la exposición de la piel a la luz del sol es la mejor opción para conseguir esos valores saludables. Las funciones de esta vitamina liposoluble son numerosas y destacaría su incidencia en la correcta absorción intestinal de calcio y fósforo por el organismo, elementos fundamentales para los huesos.

Las estadísticas indican que, entre el 50 y el 75% de los europeos, presentan bajos niveles de vitamina D, situándose el valor adecuado por encima de 30 ng/ml de sangre que correspondería a un aporte diario de entre 800 y 1000 UI. Esta situación mejoraría si tomásemos el sol como mínimo entre 10 y 15 minutos 3 veces a la semana, pues se estima que de ahí procede entre el 50 y el 70% de la que necesitamos.

Mantener el nivel adecuado es importante a todas las edades, pues, por ejemplo, los niños la necesitan para crecer y desarrollarse. Se asocia también al mantenimiento de la funcionalidad cerebral y la coordinación mental, por lo que es imprescindible alcanzar el nivel adecuado en las personas mayores. También en la menopausia es fundamental porque sus bajos niveles se asocian con el riesgo de padecer osteoporosis, problemas en los dientes y las encías, debilidad muscular, dolor, entumecimiento, hormigueo, calambres musculares, espasmos, etc.

Existen estudios que relacionan los bajos niveles de vitamina D con la obesidad a todas las edades. Han observado que quienes realizan una menor ingesta de vitamina D presentan mayores porcentajes de grasa corporal y visceral así como un mayor índice de masa corporal. También se relaciona con el dolor crónico y un peor estado de salud general. Los estudios científicos continúan evolucionando.

¿Dónde puedes encontrarla? Son muchos los alimentos de consumo habitual que la contienen, aunque no sea sencilla su biodisponibilidad. Las cantidades de vitamina D en Unidades Internacionales por cada 100 gramos de alimento oscilan. Así:

-Salmón, 360 UI

-Conservas de atún, 130 UI (un 25% de la cantidad diaria recomendada)

-Huevo 9 UI

-Yogur. Muchos contienen una adición de vitamina D que supone unas 80 UI por cada 100 gramos.

-Ostras y almejas salvajes, 80 UI. No se recomienda consumirlas más de dos veces a la semana.

-Leche y bebidas de avena, arroz, soja, etc. Son muchas las que contienen vitamina D añadida en una proporción de 100 UI por cada vaso.

No está demostrado que los suplementos sean la mejor solución para superar las deficiencias en vitamina D, por lo que debes consultarle a tu médico su consumo y no utilizarlas sin que él te los prescriba.