La cantidad exacta presente en el organismo se puede detectar con un sencillo análisis de sangre en el que se determine la ferritina o el índice se saturación de transferrina. El valor óptimo en un adulto es de 1´2 gramos; si está por debajo se considera que hay anemia ferropénica y, cuando supera los 2 gramos, se trataría de hemocromatosis.

El déficit provoca patologías, constituyendo la anemia ferropénica la enfermedad más frecuente de este tipo. Su prevalencia es mayor en mujeres debido fundamentalmente a su relación con las pérdidas menstruales. También se ven afectados los niños de 2 a 5 años y las personas mayores desnutridas; en ambos grupos de población pueden presentarse alteraciones cognitivas asociadas a dicha carencia. Entre los síntomas, podemos señalar: cansancio, apatía, palidez, problemas capilares, uñas quebradizas, etc. El diagnóstico es sencillo; acude al médico que te hará un análisis de sangre y, si fuera necesario, te tratará con suplementos de hierro bajo control. Otra medida importante es controlar tu alimentación, mejorando tu dieta e incluyendo carne (pollo, ternera, etc.), vísceras (hígado) y espinacas o lentejas (aunque su absorción es más difícil).

La hemocromatosis (exceso de hierro), suele presentarse en personas mayores de 50 años que han ido acumulándolo en su organismo a lo largo de los años y es más frecuente en los hombres. Puede ser un problema secundario generado a pacientes a los que se les suministra sangre que induce ese acúmulo de hierro. Cuando el nivel supera los 5 gramos, podrían presentarse enfermedades (cirrosis hepáticas, cáncer de hígado o de páncreas, artropatías, etc.). El diagnóstico lo realiza el médico con un análisis de sangre. El tratamiento implica la administración de fármacos (quelantes de hierro) para expulsar el exceso, flebotomías y donaciones periódicas de sangre, pautado por el médico.

Para alcanzar unos niveles adecuados de hierro se recomienda:

- Un consumo adecuado de carnes rojas.

- Evitar los alimentos enriquecidos (cereales, leches, yogures, etc.) en personas con riesgo de acumularlo.

- Beber zumos de cítricos (pomelo, naranja, etc.) tras el consumo de alimentos con hierro para favorecer su fijación.

- Consultar a un especialista si tu dieta es adecuada y modificarla en el sentido pertinente.

- Donar sangre, si tu médico lo permite y no padeces ningún problema que lo impida. Además de beneficiar a quien la necesita, te ayudará a mantenerte en niveles de hierro adecuados.

Cualquier duda debes consultarla con el médico y jamás automedicarte. Las mujeres deben ser especialmente cuidadosas y comentarlo al ginecólogo, ya que las reglas abundantes pueden causar una reducción en los niveles de hierro que no tiene porqué ser preocupante pero sí debe ser conocida por el especialista.