Los alimentos light presentan un porcentaje de energía inferior al mismo alimento en su versión natural. Para ello, es necesario que exista el normal (completo) y así poder etiquetar como “ligero” al que resulte bajo en calorías preparado a partir del inicial en el que se ha reducido la carga energética utilizando diferentes procedimientos técnicos o eliminando azúcares, por ejemplo. Suelen elaborarse reduciendo las calorías utilizando dos vías alternativa o conjuntamente: disminuyendo la cantidad de hidratos de carbono (sustituyéndolos por edulcorantes) y/o reduciendo las grasas (usando algún sustituto de las mismas permitido por la legislación).

Para que un alimento pueda considerarse light (ligero), debería:

-Existir otro como él que no lo sea.

-Reducir en su composición al menos un 30% el valor energético.

-Estar etiquetado con el porcentaje de reducción de calorías, valor energético y la indicación de que existe el completo.

Entre las ventajas atribuidas a este tipo de alimentos se encuentran:

-Limitan el aporte energético de la ración.

-Permiten un control específico de las grasas y los azúcares ingeridos, lo que resulta muy importante para quienes siguen dietas en las que se deben restringir estos elementos.

Pero también se han encontrado desventajas:

-El consumo abusivo provoca problemas nutricionales

-No son adelgazantes

-Comemos mayor cantidad pensando que no engordan

-El abuso de los productos 0% en grasa puede provocar desequilibrios nutricionales, ya que la grasa también es necesaria para el organismo.

Se recomienda analizar las etiquetas y leer bien lo que ponen. Es obligatorio incluir el etiquetado nutricional y debemos tener en cuenta que las cantidades que indica vienen referidas a 100 gr ó 100 ml de producto, puede aparecer el equivalente por ración, debe indicar la cantidad de energía, hidratos de carbono y grasas y también puede incluir la cantidad de sodio, azúcares y grasas.

Modificando algunas actitudes en la cocina, puedes comer más ligero sin necesidad de utilizar lo “light”:

-Prepara los alimentos en el horno o cocidos, evitando los fritos.

-No añadas grasas adicionadas innecesarias.

-Aliña de manera sana. Aprovecha las ventajas de las especias naturales y reduce la sal.

-Cambia las guarniciones. Utiliza verduras diuréticas.

Opta por leche y yogures desnatados, carnes magras (pollo y pavo), pescado con poca grasa (merluza), mariscos y crustáceos (pulpo, gambas, langostinos). Aliña con aceite de oliva virgen (una cucharada). Acompaña tus platos con ensalada, champiñones o pimientos asados como guarnición.

No abuses de los light ni de los 0%, combínalos con alimentos bajos en grasa evitando añadir más. No creas que porque son light no engordan. No son productos adelgazantes y los consumidores debemos saberlo. Fíjate en la composición nutricional: grasas, proteínas e hidratos de carbono para no superar las cantidades recomendadas por los expertos sanitarios.