El fósforo es un mineral imprescindible para el organismo, pues interviene en numerosas funciones vitales como la formación y mantenimiento de huesos y dientes, la división celular, las reacciones metabólicas, etc. La mayor parte se encuentra en forma de fosfato, una combinación de fósforo y oxígeno. La dosis diaria recomendada es, según la edad, de unos 700 mg. aumentando en el embarazo hasta los 1250 mg. aproximadamente. Su absorción se realiza a nivel intestinal y está regulada por la acción de la hormona paratiroidea, el calcio y la vitamina D.

Lo encontramos en alimentos de uso habitual como: carnes (pollo, cerdo, etc.), huevos, cereales integrales, leche, pescado (salmón, sardinas enlatadas, etc.), legumbres, queso (de 600 a 700 mg por ración), frutos secos y alimentos procesados. Es importante señalar que el fósforo presente en frutos secos, legumbres, semillas y granos es menos biodisponible que el existente en otros alimentos.

Fósforo y calcio se encuentran en equilibrio en nuestro organismo y se ha comprobado que el exceso o déficit de uno influye en la absorción del otro. Un nivel alto de fósforo, denominado hiperfosfatemia, entre otros, aumenta el riesgo de padecer problemas de huesos y corazón y acelera el proceso de envejecimiento. Cuidado especial si tienes problemas de riñón porque afecta directamente a la función renal.

Cuando los niveles de fósforo en sangre son bajos, se presentan síntomas como: debilidad, pérdida de apetito, anemia, irritabilidad, cansancio, decaimiento o temblores. Esta hipofosfatemia es una situación que no suele ocurrir en personas sanas, pero sí puede presentarse en diabéticos, anoréxicos, alcohólicos, diarrea crónica, etc. y debe ser controlada por el médico.

Interacciona con otros elementos que, normalmente, limitan su absorción. Destacaría el hidróxido de aluminio (presente en muchos antiácidos), los suplementos de potasio, los diuréticos ahorradores de potasio y la fructosa, por lo que debemos ser cuidadosos al realizar cualquier dieta sin control o consumir productos no prescritos por el médico.

Existen en el mercado diferentes preparados que contienen fósforo sólo o combinado con otros minerales y vitaminas. Su uso se ha popularizado porque forma parte de algunos compuestos utilizados por quienes practican deporte de manera habitual. No se recomienda su utilización sin la prescripción concreta del médico. Consúltale.

Para alcanzar los niveles adecuados de fósforo en tu organismo, puedes consumir: 100 gramos de queso, 100 gramos de salmón, dos yogures o 12 nueces, por ejemplo. ¿Te parece necesario añadir un suplemento?