Son tubérculos perfectamente integrados en la cultura gastronómica de numerosos países en los que constituyen la base de la alimentación. Son muchas las especies existentes cuyas propiedades resultan interesantes para nuestra salud, por lo que no deberíamos renunciar a ellas.

De manera general, 100 gramos de patatas proporcionan 80 calorías; las fritas en aceite, 160. De su composición química podemos destacar que son ricas en carbohidratos (almidón) utilizados como fuente de energía, mucha agua, fibra, minerales (potasio, calcio, magnesio y fósforo) y vitaminas (C y del grupo B). Resulta interesante su contenido en potasio a nivel cardiovascular (para la hipertensión) y muscular (por los calambres). Destacar que su contenido graso es mínimo.

Compra las de temporada. Consérvalas en lugar fresco, seco y no totalmente oscuro, sin amontonarlas en exceso y procurando usarlas pronto para evitar que germinen. Antes de cocinarlas lávalas con agua para eliminar la tierra de la monda. Si las pelas, que sea muy fina la capa que eliminas para aprovechar todos sus nutrientes. Prepáralas de manera sencilla.

Para que tus patatas fritas resulten deliciosas, te recomendamos:

-No las dejes en agua demasiado tiempo. Es fundamental evitar la inmersión excesiva para que mantengan todas sus propiedades nutricionales y resulten más sabrosas.

-No añadas la sal hasta el final. La tendencia habitual es hacerlo cuando las lavas y cortas antes de freírlas, pero los expertos inciden en que no deben salarse hasta que ya están cocinadas.

-El aceite debería ser de oliva o girasol. No puede estar quemado y debe mantenerse limpio. Evita en lo posible reutilizarlo. No permitas que adquiera una temperatura superior a los 180º porque se altera su estructura.

-Si las preparas en freidora, no debes llenar el cestillo en exceso para evitar que se amontonen y el calor no llegue a todas. Si la cantidad es la adecuada, podrán freírse de manera uniforme evitando que unas se quemen y otras queden crudas. Es importante que escurran en el cestillo para que suelten el exceso de aceite acumulado.

-Si utilizas una sartén, los consejos son idénticos a los anteriores. Para escurrirlas, utiliza la espumadera y recógelas despacio y en poca cantidad, evitando que el aceite las impregne antes de ponerlas en el recipiente en que vayas a servirlas.

-No las recalientes, ni siquiera en el microondas. Este proceso las estropea, dejan de estar crujientes y modifica su sabor.

Cuidado con la solanina presente en las patatas verdes, pues es un alcaloide que causa intoxicación si se consume en gran cantidad y se caracteriza por vómitos, diarrea, alucinaciones, dolor de cabeza, etc. que se manifiestan horas después de haberlas ingerido.