Los suplementos o complementos alimenticios describen compuestos que constituyen una fuente de nutrientes que pueden usarse para complementar la dieta en situaciones especiales en las que puede verse comprometido el aporte de vitaminas, proteínas, minerales, etc. imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo. Es fundamental comprender que no pueden considerarse sustitutos de la dieta equilibrada o de una comida concreta; son complementos que deben acompañarla.

De manera general, en su composición química se encuentran proteínas de alto valor biológico, vitaminas, minerales y una cantidad adecuada de fibra. Además, se elaboran con un bajo contenido en grasas saturadas para que resulten más saludables. La fórmula varía en función de la aplicación específica del suplemento incluyendo determinados elementos que resulten interesantes. También existe una gran variabilidad en lo que se refiere a las dosis, que deben estar adaptadas al grupo de población al que van dirigidas. El formato es múltiple, lo que más se demanda son las cápsulas por la comodidad de su consumo, pero hay otras posibilidades en el mercado.

No los compres en locales sin control sanitario para evitar fraudes y problemas asociados al consumo de sustancias desconocidas. Acude a un centro especializado en el que puedas hacer preguntas o reclamar lo que consideres necesario.

Algunas situaciones vitales (y ciertos problemas básicos de salud) son susceptibles de verse favorecidas utilizando un suplemento adecuado. Destacaría:

-Convalecientes. Tras una enfermedad o una cirugía, el período de convalecencia es muy importante para lograr una recuperación completa y rápida. Es necesario un aporte adecuado de nutrientes porque son muchos los que sufren falta de apetito y malas digestiones que reducen su ingesta.

-Deportistas. Quienes practican deporte tienen aumentadas las necesidades de energía y nutrientes debido a la gran cantidad de trabajo al que someten a su organismo. Es necesario mantener los niveles adecuados para evitar problemas asociados al gasto excesivo.

-Estrés. Las preocupaciones y el exceso de trabajo pueden generar falta de apetito y mala nutrición que desembocará en carencias nutricionales. Son muchos los que dejan de comer en momentos en los que el estrés hace mella, por lo que no consiguen los aportes necesarios para mantener su ritmo vital.

-Niños y adolescentes. Su metabolismo está muy activado por el crecimiento, la actividad mental, el ejercicio físico, etc. y deben estar bien alimentados para aguantar ese ritmo.

-Tercera edad. Es una etapa en la que el proceso digestivo y la absorción de nutrientes se encuentran reducidos, lo que provoca déficits nutricionales que pueden llegar a ser graves.

Cada etapa de la vida tiene sus necesidades específicas y requerimientos nutricionales propios, por lo que no puede generalizarse el consumo de este tipo de compuestos. Es fundamental el consejo de los expertos y la consulta previa al médico para que nos indique la necesidad de utilizarlos o no. Jamás debes automedicarte, porque su consumo incontrolado puede provocar problemas de salud.