Aprende a darle un reconfortante masaje a tu pequeño
Victoria Carmona
El masaje, en este caso, es una prolongación del cariño y ternura que toda madre le da a su hijo; facilitando además la tranquilidad y un adecuado crecimiento de los músculos del bebé.
Todos sabemos de lo reconfortante de un masaje y de los beneficios que aportan tanto a nuestro bienestar físico como mental, tanto a los adultos como a los pequeños de la casa. Y a través de unos pequeños consejos tú misma podrás hacer que tu bebé esté más relajado, duerma ...
Todos sabemos de lo reconfortante de un masaje y de los beneficios que aportan tanto a nuestro bienestar físico como mental, tanto a los adultos como a los pequeños de la casa. Y a través de unos pequeños consejos tú misma podrás hacer que tu bebé esté más relajado, duerma mejor y durante el masaje ambos podréis sentir como se afianza ese vínculo tan especial.
El mejor masaje, después del baño
La mejor hora para que nuestro hijo disfrute del masaje es justo después del baño de la noche, con un aceite natural a una temperatura templada y en una habitación donde se registre una temperatura agradable.
Y aunque se le puede aplicar al niño cuando esté está tumbado en la cama o en la cuna, la mejor manera es situarlo con la espalda apoyada entre nuestras piernas, porque así le estaremos trasmitiendo más calor corporal y sensación de bienestar.
Empezaremos con movimientos delicados en la zona del pecho de abajo a arriba. Después seguiremos con los brazos y hombros, friccionado con suavidad. Así mismo y con maniobras lentas, le moveremos estas partes del cuerpo para que gane en elasticidad.
Seguiremos con las piernas, realizando ligera compresiones seguidas de rozamientos desde el tobillo hasta la ingle, para seguir con los pies; aplicando también estiramientos a esas zonas del bebé.
Con presiones de la palma de la mano, masajearemos el vientre – esto es muy recomendable para aquellos pequeños que sufren de cólicos por los gases-.
Ahora, de espaldas
Cuando acabamos con la parte delantera, le tumbamos boca abajo y aprovechamos para realizar el tratamiento en la espalda, glúteos y parte posterior de las piernas.
Para ello, efectuaremos leves frotes seguidos de deslizamientos, utilizando toda la palma de la mano; repitiendo el movimiento de ida y vuelta en varias ocasiones. Y así llegaremos al glúteo donde con pequeños amasamientos, lograremos que relaje también esta parte del cuerpo.
La sesión se finalizará con caricias distribuidas por todo el cuerpo, hablándolo y abrazándolo con cariño.
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