De manera general, los especialistas recomiendan planificar ciclos anuales de desintoxicación pautados y controlados. Cuando “algo no va bien” tu cuerpo envía señales muy sencillas y fáciles de percibir: catarros que no curan, uñas frágiles, caída del pelo, acné, etc. que deben ser consultadas al médico para que te indique lo que debes hacer. Las pautas debe darlas él.

Suelen coincidir en la necesidad de reducir el consumo de grasas “malas” y el incremento de las “buenas” (necesarias para el buen funcionamiento del organismo). La expulsión de las toxinas acumuladas en la propia grasa favorece una reducción de ésta, por lo que se suele adelgazar aunque no sea el objetivo primordial. Para alcanzar este objetivo, sería recomendable:

-la ingesta de vegetales y frutas consumidos de la manera más natural posible (el puerro y el apio son perfectos por sus características nutricionales), los aceites vegetales sin procesar (el de oliva virgen de primera prensión es ideal), el vinagre de manzana (mejor que cualquier otro) y las infusiones de plantas depurativas que favorezcan la diuresis (como el té o la cola de caballo).

-eliminar los alimentos y bebidas procesados (refrescos, bollería, etc.), el azúcar refinado, los alimentos fritos y rebozados (mejor el filete a la plancha), el consumo excesivo de proteínas animales, alcohol y café o los alimentos con muchos aditivos (salsas preparadas, por ejemplo).

Son muchas las opciones dietéticas a las que puedes recurrir para desintoxicar tu organismo de manera saludable. Te proponemos:

-un vaso de agua con limón. Suele recomendarse beberlo en ayunas, pero no es imprescindible. Elige el momento en que mejor te siente o más te apetezca.

-un zumo natural con fresa, naranja y apio. Prepáralo en la licuadora y añade agua o hielo si te resulta demasiado fuerte.

-un caldo depurativo preparado con agua, apio, repollo, zanahoria, puerro, cebolleta, ajo, perejil fresco, orégano y sal yodada (si te gusta que sea salado). Cuécelo tres cuartos de hora a fuego lento y, al acabar, cuélalo. Déjalo enfriar. Guárdalo en la nevera, donde se conservará tres días como máximo.

-una crema de cardo, puerro, ajo y cebolla. Lava y corta los vegetales. Cuece el cardo. Pon aceite de oliva en la sartén y pocha el puerro, el ajo y la cebolla hasta que queden blandos. Mézclalos todos y pásalos por la batidora hasta alcanzar la textura deseada. Puedes consumirla en frío o en caliente, como más te guste.

Toda intervención dietética debe ser pautada por un especialista, y en este caso es fundamental para evitar la aparición de carencias nutricionales. Cuidado especial merecen las embarazadas, los enfermos de riñón, los que tienen un peso muy bajo y quienes padecen enfermedades metabólicas como la diabetes. Consulta a tu médico.