Más de una vez, hemos oído o leído que el futuro de los dispositivos electrónicos que utilizamos actualmente (ordenador portátil, sobremesa, tablet y smartphone) pasa por el smartphone, que podrá asumir las funciones de los demás con solo conectarlos a una estación de trabajo, o conjunto de monitor, teclado y ratón externos.

Como ejemplo de este futuro que tal vez tengamos más cerca de lo que imaginamos, podemos citar la funcionalidad Continuum de Windows 10 para smartphones, que nos permite utilizar nuestro terminal como si fuera un ordenador debidamente conectado a los periféricos externos, o bien Ubuntu Phone, que nos permite transicionar desde un entorno multitáctil para smartphone, a un escritorio basado en el sistema GNU/Linux.

Neptune Suite es una iniciativa canadiense que no solamente quiere materializar esa visión de futuro, sino que quiere ir un paso más allá, colocando toda la potencia de computación en nuestra muñeca, en forma de pulsera/smartwatch que se conecta a varios periféricos como son un smartphone, un tablet, a este último se le puede acoplar un teclado para convertirlo en un ordenador portátil, y también un dongle que facilita su uso con un monitor externo de gran tamaño y, por lo tanto, en forma de sistema de sobremesa.

Equipado con Android, el centro de todo este ecosistema es el llamado Neptune Hub, la pulsera/reloj inteligente, que es la que dispone del procesador y una pantalla que le permite funcionar como smartwatch. Se vende por 399 dólares.

El Neptune Hub

A partir de aquí, podemos adquirir el resto de los componentes por separado si, por ejemplo, solamente nos interesa el tablet o el dongle, o el conjunto de tablet más teclado.

En el mercado, el conjunto completo podrá ser adquirido directamente a la compañía fabricante a un precio de 899 dólares. Aunque parezca caro, desde Neptune aseguran que si sumamos lo que cuesta un smartwatch, un smartphone, un tablet, un ordenador portátil, y un sobremesa, sin lugar a dudas nos sale más barato este conjunto que adquirir individualmente cada componente.

La conexión entre dispositivos y, por lo tanto, el intercambio de datos, se realiza de forma inalámbrica. De hecho, el teléfono, el tablet o la pantalla externa no son más que pantallas para el Hub, el cual es el que dispone de la potencia de cálculo gracias a su procesador de cuádruple núcleo.

Pero ¿qué ventajas puede comportarnos disponer de un ecosistema de dispositivos de este tipo?

En primer lugar, tenemos un sistema unificado, como si trabajáramos con un solo dispositivo que puede adoptar varios formatos (que, de hecho, es lo que pasa), con lo que podemos iniciar, por ejemplo, una aplicación en el teléfono, y continuar trabajando con ella de forma de forma transparente en el tablet, luego montandole el teclado, y finalmente en un cómodo sistema de sobremesa.

La seguridad será otro puntal, pues solamente tendremos que vigilar que no nos roben ni perdamos el reloj/pulsera, el Hub, que es donde se encontrarán nuestros datos. Que nos roben o nos dejemos olvidados el teléfono o la tablet en cualquier sitio, significa que solamente vamos a perder una pantalla, sin datos almacenados de ningún tipo.

Además, reemplazar alguno de estos dispositivos no nos saldrá tan caro: la pantalla de smartphone cuesta 99 dólares, la tablet 149, el teclado para esta 69, y el dongle para conexión a un monitor externo, 29.

Y a ti ¿qué te parece? ¿Crees que este es el paradigma de uso de la tecnología en el futuro? ¿Confiarías en una solución modular de este tipo? ¿Crees que Android es la plataforma software más adecuada para llevar a cabo este tipo de solución?