Controla las rabietas de tu hijo

Iván Martín

Las rabietas son parte del proceso educativo y de exploración de nuestros hijos/as, es una etapa complicada que debe de afrontarse con paciencia.

02/04/2014

Las pataletas y rabietas son una respuesta natural que nuestros hijos adoptan para dar respuesta a sus necesidades, formando parte del crecimiento, desarrollo y fase de aprendizaje de nuestros pequeños. Es una etapa que suele durar de los 0 a los 5 años y, para muchos padres, se convierte en un ...

Las pataletas y rabietas son una respuesta natural que nuestros hijos adoptan para dar respuesta a sus necesidades, formando parte del crecimiento, desarrollo y fase de aprendizaje de nuestros pequeños. Es una etapa que suele durar de los 0 a los 5 años y, para muchos padres, se convierte en un periodo verdaderamente complicado.

Los padres somos modelos de conducta para nuestros hijos y por ello la reacción ante estas rabietas será de suma importancia para la educación y futura conducta de nuestros pequeños.

Gritos, desplantes, enfados, descontrol,... son parte del repertorio de toda buena pataleta. En casa o fuera, nuestros hijos adoptarán esta actitud cuando sus apetencias no sean cubiertas. Ante la aparición de una rabieta y, aunque parezca difícil, debemos tener en cuenta una serie de factores:

Firmeza. La firmeza es uno de los valores a mantener fuerte en todo el proceso educativo de nuestros hijos. Posiblemente es una de las cualidades más complejas de conservar ante la rabieta de un niño, pero es importante mostrar que el límite lo marcan los padres.

Padre y madre una sola voz. Imprescindible que ambos progenitores respondan en la misma línea, de lo contrario las estrategias para vencer las rabietas pierden todo su valor.

Practicar la ignorancia. Los niños necesitan de un "público" para que sus rabietas surtan el efecto deseado. Por ello es conveniente dar la espalda al niño o abandonar la estancia donde se encuentre, no sin antes comentar nuestra disconformidad con su actitud.

Nada de enfados. Como modelos que somos para nuestros hijos, debemos cuidar nuestra actitud. No vale el enfado, los gritos o los malos modos puesto que no repercuten en la solución del problema.

Razonamiento. En plena rabieta es imposible hablar o razonar con los niños, no son capaces de entender ni escuchar. Una vez finalizada la pataleta se deberá hablar con ellos, de forma calmada y firme mirándoles a los ojos y situándonos a su altura; explicando lo que ha pasado y ofreciendo diferentes vías de actuación ante la situación vivida.

Entre todos estos factores se debe añadir uno básico para la educación y la convivencia con nuestros hijos/as: la paciencia. El proceso de las rabietas es pasajero, adoptando una actitud correcta ante ellas habremos ofrecido a nuestros hijos/as una de las mejores lecciones de aprendizaje para toda su vida.

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