El 81% de los bebés tiene presencia en la red antes de cumplir los seis meses

Los expertos advierten del peligro del oversharing o sharenting, la tendencia por parte de los padres a sobreexponer a sus hijos en redes sociales.

31/08/2019

El control sobre el uso de cualquier contenido subido a una web, un blog o a redes sociales se pierde una vez publicado. Y cualquier contenido incluye textos, comentarios u opiniones y, por supuesto, fotografías y vídeos. En el caso concreto del material gráfico, los expertos advierten de un fenómeno ...

El control sobre el uso de cualquier contenido subido a una web, un blog o a redes sociales se pierde una vez publicado. Y cualquier contenido incluye textos, comentarios u opiniones y, por supuesto, fotografías y vídeos. En el caso concreto del material gráfico, los expertos advierten de un fenómeno que ya se conoce como oversharing o sharenting y que hace referencia a la sobreexposición por parte de los padres de los menores especialmente en las redes sociales Instagram y Facebook.

De hecho, una encuesta elaborada por la firma de seguridad informática AVG en 10 países, entre ellos España, recoge que el 23 % de los niños tiene presencia en línea incluso antes de nacer porque sus padres publican imágenes de las ecografías durante el embarazo. El porcentaje se dispara rápidamente, hasta el punto de que el 81 % está en internet antes de cumplir los seis meses. La cifra sigue aumentando en los primeros años de la infancia. En Reino Unido, por ejemplo, según un estudio publicado por la compañía Nominet, los padres publican en redes sociales cada año alrededor de 200 fotografías de sus hijos menores de cinco años. Esto significa que antes de cumplir los cinco circularán 1.000 imágenes de cada uno de estos pequeños. El repertorio es variado: bebés que duermen plácidamente, chapotean en el baño, estrenan orinal, juegan alegres en el parque o muestran un sin fin de vivencias encantadoras para los padres, pero peligrosas para los menores por varios motivos.

Silvia Martínez, directora del máster universitario de Social Media: Gestión y Estrategia de la UOC, también lo advierte: "Se presupone que los padres son los principales interesados en garantizar y proteger la imagen de sus hijos y que buscarán su bienestar por encima de todo. En la toma de decisión previa a la publicación de imágenes, la protección del interés superior del menor y de sus derechos individuales debería prevalecer sobre otros intereses".

Cuando lo privado se hace público

Según explica la experta, la mayoría mantiene un perfil público en las redes, con lo que esa imagen podría ser vista por cualquier usuario. Por otro lado, aunque los padres hayan limitado la exposición de su perfil haciéndolo privado, "en ocasiones los propios conocidos o familiares comparten esas imágenes que les han llegado por las redes (incluso sin disponer de una autorización para hacerlo), con lo que amplían ese alcance que puede llegar a tener la fotografía".

¿Qué dicen las propias redes sociales al respecto? "Al publicar contenidos en plataformas tecnológicas como las que conforman los social media cedemos a esas empresas ciertos derechos sobre su uso y sobre el tratamiento de la información que en ellos se contenga", dice Silvia Martínez. Por poner un ejemplo, las condiciones de servicio de Facebook, en el apartado «Permisos que nos concedes», especifican lo siguiente: "El contenido que creas y compartes en Facebook y los demás productos de Facebook [Instagram es uno de ellos] te pertenece y ninguna disposición incluida en estas condiciones anula los derechos que tienes sobre él". El epígrafe se refiere a los derechos de propiedad intelectual, que siempre serán de la persona que suba la publicación. Ahora bien, si se sigue leyendo, empiezan los matices. "Si compartes una foto en Facebook nos das permiso para almacenarla, copiarla y compartirla con otros (de conformidad con tu configuración). […] Puedes eliminar el contenido o tu cuenta en cualquier momento para dar por finalizada esta licencia. En cualquier caso, el contenido que elimines puede seguir siendo visible si lo has compartido con otras personas y estas no lo han borrado".

Otro de los riesgos de publicar fotografías de menores es que pueden utilizarse como material pornográfico a escala mundial por medio, por ejemplo, de la extracción de la imagen de sus genitales cuando se muestran desnudos. También pueden convertir a los niños en posibles víctimas de la pornografía infantil mediante la sustitución, con aplicaciones y tratamiento informático.

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