La adherencia al tratamiento es un problema en todos los países en los que los expertos han realizado su control. Los profesionales sanitarios coinciden en que es una de las razones por las que los tratamientos no son eficaces y no se alcanzan los objetivos previstos. La falta de adherencia se ha convertido en un problema sanitario de amplia repercusión que debe ser controlado.

Los fármacos bien utilizados son perfectos aliados para el cuidado de la salud, pero su uso inadecuado puede provocar efectos adversos que pueden resultar graves. Un ejemplo fácil de comprender serían los antibióticos, pues si no hacemos el ciclo completo pautado por el médico, las bacterias pueden volverse resistentes y generar nuevos problemas.

En ocasiones y en determinados grupos de población (como el de las personas mayores o los pacientes polimedicados), aunque estén motivados a seguir el tratamiento, pueden presentarse problemas por sus características personales específicas (edad, falta de memoria, exceso de fármacos, etc.). En estos pacientes puede suceder que se les olvide la toma, se equivoquen alternando mal los fármacos, que repitan la dosis porque han olvidado la anterior o la confundan con otra, etc.

Pautas para un control óptimo de los tratamientos

• Programar alarmas que avisen del momento en que deben tomar el fármaco. Aunque es una actividad sencilla, si se encuentran algún problema en realizarla, pueden pedir la colaboración de algún familiar.
• Ayudar a los dependientes. Los familiares o cuidadores deberían acudir al médico con el enfermo para conocer el tratamiento y poder hacer las preguntas que consideren oportunas.
• Resolver todas las dudas que se le planteen preguntando al médico o al farmacéutico. Pueden consultar cualquier cuestión que les resulte preocupante y encontrar una respuesta correcta adaptada a sus necesidades.
• Usar pastilleros para llevar los fármacos bien organizados a todas partes. Es importante que los preparen correctamente. Puedan rellenarlos de manera autónoma o solicitar ayuda de algún familiar o cuidador.
• Olvidarse de reconocerlos por el color, la forma o el tamaño. En ocasiones son demasiadas pastillas y la memoria puede fallar en cualquier momento. Además, muchas se parecen y las confusiones son demasiado frecuentes como para obviarlas.
• Establecer un calendario con el horario y la dosis. Pueden escribirlo en una agenda o en un folio o libreta que resulte accesible para el paciente.
• Ordenar adecuadamente los medicamentos en función de la hora del día que debe ser consumido. El botiquín suele ser muy grande y contener numerosos elementos inútiles para su día a día. Lo más adecuado sería retirarlos y permitir el acceso únicamente a los que necesitan para que no se complique la situación.

Acude a tu farmacéutico. Está perfectamente capacitado para responder a tus dudas y resulta muy asequible porque lo encuentras en la farmacia. No temas y consúltale todo lo que no comprendas. Seguro que te dará una respuesta acertada.