Vive el presente Obsesionarnos con el pasado o con el futuro, ambos fuera de nuestro control, es una de las principales causas de ansiedad y angustia. Disfrutar lo que vivimos "aquí y ahora", es esencial para sentirnos satisfecho con la vida que llevamos y por tanto, ser un pooc más felices. La ...
Obsesionarnos con el pasado o con el futuro, ambos fuera de nuestro control, es una de las principales causas de ansiedad y angustia. Disfrutar lo que vivimos "aquí y ahora", es esencial para sentirnos satisfecho con la vida que llevamos y por tanto, ser un pooc más felices.
Algo muy común y muy equivocado es creer que otras personas son responsables de nuestra felicidad. Es importante aprender a ser feliz de manera independiente, las demás personas (familia, amigos, pareja…) son complementos de nuestra felicidad, no su origen.
De esta manera seremos más conscientes de nuestros logros. Hay que plantear metas realistas y no te saturar. La finalidad es ver resultados, no colapsar. Cada meta establecida y superada es un paso más para acercarnos a la felicidad.
La ctividad física produce proteínas y endorfinas que nos hacen sentir felices, y si a esto le sumamos la mejora de la imagen, tenemos una bomba de felicidad al alcance de nuestras manos. Si no estamos acostumbrado, podemos empezar poco a poco con unos minutos al día, y aumentar conforme pase el tiempo y según las necesidades de cada uno.
Dormir ayuda al cuerpo a recuperarse, nos hace más productivos y positivos. Conseguir un descanso adecuado disminuye nuestra sensibilidad ante las emociones negativas, lo que va a traer beneficios a nuestra salud mental y a nuestra felicidad.
Dar un paseo, sentir el aire fresco en la piel y ver la luz del día, nos hará sentirnos renovados y descansadso. Solo 20 minutos al día pueden traer grandes mejoras en nuestro estado de ánimo y ayudarnos a afrontar con una mejor actitud el día y la semana por delante.
Los actos de bondad son gratificantes. Por pequeña que sea la ayuda, sentir que somos apoyo de una causa nos da un propósito, nos hace sentir parte de una comunidad y mejora nuestra imagen personal, haciéndonos sentir como consecuencia: felicidad.
Reír no solo aparenta felicidad, sino que la origina, disminuyendo el estrés y aumentando las endorfinas. El cuerpo no es capaz de distinguir entre una risa falsa o real, por lo que podemos empezar obligándonos unos minutos al día, hasta que consigamos una sonrisa real.
Es una manera de despejar la mente y calmar los pensamientos, por lo que ayuda a mantener una visión clara de nuestras metas. Unos minutos al día ayudan a cesar las dudas y conservar una buena actitud.
Agradecer, de corazón. Ser consciente de todo aquello que se tiene que agradecer, genera beneficios emocionales y aumenta los niveles de satisfacción personal.
La rutina y la edad son en ocasiones el motivo por el que creemos que ciertas actividades no están hechas para nosotros. Hay que estar abierto, olvidarnos de límites y encuentrar algo que nos divierta y nos haga feliz.
Ser más observador, y notar los pequeños detalles que suelen pasar desapercibidos, es una buena manera de vivir el presente. Lo conocido aporta cada vez menos satisfacción, además de que seguro encuentraremos algo que antes nos parecía insignificante y que ahora nos aporta felicidad.
Sin que sea sinónimo de egoísmo. Es necesario equilibrar nuestra agenda. Por más ocupado que estemos, en algún momento de la semana debería de haber un espacio, única y exclusivamente para nosotros.
Hablamos de conocer gente, de quedar con amigos o familia que de verdad importeni. Socializar tiene beneficios infinitos, y hacerlo detrás de una pantalla no los da.
Hay que vivir las experiencias en el presente. Si prestamos más atención a construir recuerdos, y menos a los objetos y al pesimismo, conseguiremos mejoras notables en nuestro estado de ánimo.
Hay que ser capaces de ver el "vaso medio lleno", e intentar encontrar el lado positivo de cada situación, ya sea buena o mala. Hay que tener presente que al final, todo lo que vivimos nos deja un aprendizaje.
Hay que apartarse de todo aquello que nos causa ansiedad o estrés, y que justificamos con el hecho de que son obligaciones. Ordenar las prioridades ayuda a decidir si vale seguir con todo aquello que nos hace infelices.
Compararnos con otros, no va a aportarnos nada positivo. Hay que tener en cuenta que cada persona tiene una historia propia y diferente, que no tiene nada que ver con la nuestra. La única historia que importa para nuestra felicidad, es la que cada uno vive.
La única manera de dejar el pasado atrás es con el perdón. El peso de los rencores impide avanzar en el camino hacia la felicidad, así que la primera tarea es reflexionar sobre aquello que nos ha hecho daño, para poder iniciar el proceso del perdón. Es duro, pero quitar el peso de nuestros hombros ¡valdrá la pena!
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