Al 33 % de los españoles no le gusta la Navidad. De ellos, el 27 % asegura que le agrada poco y el 6 % directamente la odia. Los datos pertenecen al I Observatorio de la Navidad en España, un estudio de la consultora Ipsos para conocer qué es lo ...
Al 33 % de los españoles no le gusta la Navidad. De ellos, el 27 % asegura que le agrada poco y el 6 % directamente la odia. Los datos pertenecen al I Observatorio de la Navidad en España, un estudio de la consultora Ipsos para conocer qué es lo que nos atrae más y menos de estas fiestas. Según el estudio, la nostalgia es la primera causa que genera aversión, un sentimiento que afecta al 60 % de las mujeres y al 47 % de los hombres encuestados. Desde el Teléfono de la Esperanza se refieren a ello como el síndrome de la silla vacía, que surge cuando las emociones por la muerte o la ausencia de un ser querido entran en conflicto con el ambiente festivo típico de las celebraciones navideñas. «Socialmente, la Navidad se asocia con felicidad y armonía, esto es lo que se nos inculca ya desde la infancia. Aunque depende de las circunstancias vitales de cada uno de nosotros que pueden ser diversas», explica Sílvia Sumell, profesora colaboradora del grado de Psicología de la UOC.
Asimismo, el estrés asociado a la Navidad es el segundo motivo para temerla. Así lo refleja el Informe anual 2018, elaborado por Nascia, sobre el estado en que vivimos en estas fechas. Según el informe, el 65 % de los participantes experimenta situaciones de ansiedad y estrés generalizados tanto en los días previos a la Navidad como en el transcurso de las fiestas. Es lo que algunos terapeutas denominan el síndrome del villancico. «Con ello nos referimos, por ejemplo, al exceso de consumismo, la obligatoriedad de estar felices, reencontrarnos con personas que no nos caen bien o con las que tenemos conflictos, las elevadas expectativas con los preparativos, o la idea y la presión social de que todo tiene que estar perfecto», explica Sumell. Mientras que el informe "Principales tendencias de los consumidores en las compras navideñas", realizado por Rakuten, detalla los factores que contribuyen más al estrés de los españoles: en primer lugar, «las aglomeraciones» (afecta al 75 % de los encuestados), seguido de «tener que ir a un centro comercial en plena campaña navideña» (49%), «el dinero que hay que gastar» (44%), «comprar regalos a tanta gente» (35%) y «no saber qué regalos escoger» (34%).
La acumulación de compromisos sociales, el cansancio general y la conciliación laboral y familiar en esta época del año tampoco ayudan a relajarse, especialmente en el caso de las mujeres. Como consecuencia del estrés y la nostalgia que tantas personas sienten en Navidad, se desencadenan unos síntomas que conviene conocer para poder actuar sobre ellos. «Los más habituales son todos los síntomas que solemos relacionar con la depresión o que se parecen a ellos, como tristeza, rabia, ganas de llorar, desánimo, pocas ganas de hacer cosas, apatía, irritabilidad, sensación de estar más susceptibles y, muchas veces, una elevada ansiedad», enumera Sílvia Sumell. Por su parte, el informe de Nascia añade algunos síntomas más: insomnio (afecta al 62% de los encuestados), dolores de cabeza (55%), dolores musculares (75%) y problemas estomacales (58%). Además, un 68% reconoce tener un exceso de pensamientos negativos, el 71% afirma mostrar una mayor irritabilidad y el 83% siente una sensación de falta de control en muchos momentos.
En cuanto a quiénes son más propensos a sentirse así, Sílvia Sumell lo aclara: «Las personas que previamente ya están más inestables a escala emocional puede que lo pasen peor en estas fechas, sobre todo por lo que comporta la Navidad o a lo que suele estar relacionada socialmente: reencontrarte con la familia, los regalos, las comidas… Son situaciones con mucha carga emocional. No poder cumplir con todo y con todos, por los motivos que sean, lleva a una frustración que puede hacer aflorar la sintomatología que comentaba antes o bien puede volverlos más intolerantes en estas fechas». En este sendido, según los expertos, si bien la Navidad puede aumentar los niveles de estrés y ansiedad, hasta el punto de que en algunas personas provocan un profundo sentimiento de angustia, los psicólogos precisan que estas fechas, en sí, no desencadenan una depresión. «No es que la Navidad genere un trastorno depresivo, sino más bien que si una persona ya experimenta previamente un cuadro depresivo (o sintomatología de tipo depresivo), la Navidad puede convertirse en un factor de riesgo ambiental o en un desencadenante para que toda esta sintomatología aflore de manera más vívida», concluye Sumell.