Sangre artificial: la panacea para las transfusiones

Conservable durante todo un año a temperatura ambiente y válida para donaciones universales.

09/01/2020

Ya conocemos sobradamente la necesidad de que todas aquellas personas que puedan, donen sangre con regularidad, ya que se necesitan grandes cantidades de todos los tipos. Las diferencias en los tipos de sangre y en el corto periodo de tiempo en el que esta puede ser conservada, representan dos handicaps ...

Ya conocemos sobradamente la necesidad de que todas aquellas personas que puedan, donen sangre con regularidad, ya que se necesitan grandes cantidades de todos los tipos. Las diferencias en los tipos de sangre y en el corto periodo de tiempo en el que esta puede ser conservada, representan dos handicaps que limitan mucho las transfusiones.

Pongámonos en la situación de un accidente grave, con víctimas que sufren grandes hemorragias, o en el caso de un accidente o ataque terrorista o de otro tipo que provocan una gran cantidad de víctimas con pérdida de sangre.

En estos casos, no es posible siquiera realizar una transfusión sobre el terreno, puesto que es necesario conocer el grupo sanguíneo de cada uno de los receptores, y es necesario que los hospitales de destino de las víctimas dispongan del grupo y la cantidad mínima necesaria para atender a los heridos.

En este sentido, la urgencia de la situación y la dependencia de disponer de las reservas del tipo adecuado suponen un grave problema para que los médicos desempeñen su labor. Solamente podemos imaginar la impotencia que debe sentir un doctor que tiene los conocimientos para curar a un paciente, cuando este se le está yendo sin poder hacer nada para salvarlo porque no tiene el tipo de sangre necesario.

De cara al futuro podemos ser optimistas, puesto que científicos japoneses han empezado a probar un nuevo tipo de sangre artificial, con la cual es posible hacer transfusiones a cualquier persona, independientemente de su tipo sanguíneo.

Esta sangre, además, posee propiedades que facilitan mucho su conservación; así, mientras que la sangre humana convencional se puede conservar hasta veinte días cuando hablamos de los glóbulos rojos, y de solamente cuatro días si hablamos de plaquetas (y eso removiéndolas periódicamente) conservados en frigoríficos, la nueva sangre artificial aúna ambos elementos y puede tener una duración de hasta un año a temperatura ambiente.

Salvando más vidas

Disponer del recurso de sangre a mano para realizar transfusiones sobre el terreno, permite disponer de depósitos en zonas remotas como, por ejemplo, refugios de montaña. De esta forma, el traslado al hospital podría hacerse después de estabilizar al paciente y hacer que recuperara la sangre perdida, elevando ostensiblemente las posibilidades de salvarse. Más aún teniendo en cuenta que muchas veces es imposible llevar a cabo las evacuaciones en zonas peligrosas debido a las condiciones meteorológicas, como ventiscas en alta montaña.

Igualmente, en el caso de incidentes con personas que han sufrido graves pérdidas de sangre, es posible enviar medios terrestres o aéreos con bolsas de esta nueva sangre, para realizar las primeras curas sobre el terreno y, de esta forma, evitar muchos de los fallecimientos por no llegar a tiempo a un hospital para llevar a cabo la transfusión.

Pero para la introducción de esta sangre en el uso diario de los médicos, todavía falta; por ahora, se han realizado con éxito pruebas en conejos, con los cuales se han conseguido ratios de supervivencia tan altos como en los casos de transfusiones con sangre real.

También se ha constatado que la nueva sangre no sufre de efectos negativos como la coagulación, a diferencia de lo que pasa con la sangre natural.

¿Por qué los tipos de sangre son incompatibles?

La sangre dispone de antígenos, una sustancia que permite la formación de anticuerpos. Debido a las diferencias en los distintos grupos sanguíneos, estos antígenos provocan la formación de anticuerpos que atacan la sangre de otro tipo que entra en el cuerpo.

Así, la sangre del tipo A genera anticuerpos que atacan a la sangre del tipo B, y viceversa. El grupo AB puede donar tanto al A, como al B, ya que al ser compatible, estos últimos no generan anticuerpos, mientras que quienes tienen del tipo O solamente se pueden dar sangre entre ellos, y no recibir de nadie más.

Por si esto no fuera ya de por sí complicado, tenemos otra factor, el Rh, el cual puede ser positivo o negativo, y cuya discordancia también provoca la creación de anticuerpos. Así, el grupo O- es donante universal, pudiendo dar a todas las personas, mientras que el AB+ es receptor universal, pudiendo aceptar sin problemas una transfusión de cualquier persona independientemente del grupo y Rh del donante.

Equivocarse en una transfusión y que esta se realice entre grupos incompatibles puede derivar en graves consecuencias que van desde una anemia o una hemólisis, hasta un choque circulatorio, un fallo renal y la muerte del receptor.

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