La receta electrónica

Carmen Reija

Para racionalizar el creciente consumo de medicamentos que representa un enorme gasto para el Estado, la receta electrónica ha supuesto una solución interesante a la que nos hemos acostumbrado desde su implantación. Es una medida beneficiosa también para el paciente, ya que facilita la gestión sanitaria y el acceso al sistema de salud en toda España.

29/04/2020

¿Cómo funciona? Su funcionamiento es muy sencillo. Los pasos están protocolizados y son fáciles de seguir: El médico introduce la prescripción (receta) en un ordenador conectado al sistema informático interno del SNS y a las farmacias, quedando registrada en una base de datos junto al historial médico del paciente. A continuación, el médico ...

¿Cómo funciona?

Su funcionamiento es muy sencillo. Los pasos están protocolizados y son fáciles de seguir:

  • El médico introduce la prescripción (receta) en un ordenador conectado al sistema informático interno del SNS y a las farmacias, quedando registrada en una base de datos junto al historial médico del paciente.
  • A continuación, el médico pasa la tarjeta sanitaria del paciente por un lector e imprime, habitualmente, la lista de medicamentos y pautas de tratamiento.
  • El paciente acude a la farmacia con esa hoja y su tarjeta sanitaria (normalmente solo presenta la tarjeta). El farmacéutico accede al historial utilizando su propia tarjeta y firma electrónica para dispensar los fármacos prescritos, garantizando el secreto profesional tanto médico como farmacéutico.

Ventajas

Destacaría las siguientes:

  • Gestionar adecuadamente el tratamiento de enfermos crónicos reduciendo sus visitas a los centros de salud en demanda de recetas; basta ir a la farmacia a recoger los envases, pues es ésta la encargada de guardarlos y suministrarlos en el momento preciso. Lo mismo ocurre con enfermos de la tercera edad, polimedicados, que acuden a la farmacia con muchas recetas difíciles de manejar tanto por ellas (preocupadas por el papeleo), como por los farmacéuticos (tienen que buscar el medicamento, comprobar el DNI, pasar la receta por el lector, etc., invirtiendo un tiempo que limita su asesoramiento a los enfermos).
  • Reducir las listas de espera; los médicos pueden dedicar más tiempo al diagnóstico, pues presentan menor carga de trabajo por dispensación de fármacos lo que mejora la calidad de la consulta.
  • Evitar errores, pues los enfermos disponen de las pautas escritas por el médico en cuanto a horarios, consumo con o sin alimentos, tiempo de tratamiento, etc. Si se plantea alguna duda, pueden consultarla al farmacéutico que la resolverá sin problema.
  • El paciente sale de la consulta con una hoja donde están escritas las prescripciones y recomendaciones del especialista. Se reduce el consumo de papel y la dificultad de lectura.
  • Aumentar la seguridad evitando administrar los que hayan provocado reacciones o alergias previas, descritas en el historial médico centralizado.
  • Reducir la posibilidad de fraude y falsificación de recetas.
  • Mejorar la comunicación interprofesional evitando la automedicación y el almacenamiento de medicamentos en ese botiquín que todos tenemos en nuestra casa.

Inconvenientes

Son subsanables; el de mayor alcance es la preocupación de los enfermos con patologías socialmente estigmatizantes de tratamiento crónico (por ejemplo, el SIDA) porque se conozca que las padecen. No deben temer nada; los datos viajan con total seguridad y existe una garantía de privacidad como mínimo similar a la actual. No es posible que nadie "baje" los datos del enfermo como si descargase una película o un disco; van codificados y precisan una clave muy compleja para acceder a ellos.

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