No cabe duda de que el coronavirus ha afectado a nuestras vidas de una manera inimaginable. Nuestra rutina ha cambiado de una forma inesperada y a lo largo de este tiempo hemos tenido que cambiar e incluso cancelar muchos planes.

El sector de las bodas es uno de los que más ha sufrido las consecuencias del Covid-19, además de los novios, que no han tenido más remedio que aplazar el día más importante de sus vidas, sin saber cuándo tendrá lugar. Sin embargo, no todos han optado por esperar.

Los restaurantes, uno de los sectores más perjudicados

Muchas de estas bodas han sido canceladas, aunque otras muchas se han aplazado. De hecho, los más optimistas han decidido esperar hasta 2021 para celebrar su enlace en otoño, aunque aún no saben con total seguridad si podrá realizarse. Como es natural, todos los profesionales que se ganan la vida en este sector, han tenido que planificar su carrera en base a lo que decidan sus clientes: fotógrafos, floristas o restaurantes, entre otros.

Los restaurantes deben ser los primeros en conocer la nueva fecha de la boda para ajustar sus agendas. Y es que su programación se ha visto muy afectada después de que muchos novios decidieran aplazar sus enlaces previstos para verano o primavera.

Ahora es necesario reubicar las nuevas fechas, aunque tampoco saben qué les deparará el año que viene. La normalidad que vivimos actualmente está dotada de nuevas normativas que van publicándose a medida que van sucediéndose los últimos acontecimientos. Su deber es conocerlas todas con detalle para organizarlo todo.

Parece ser que muchos de los restaurantes encargados de organizar bodas están contactando los unos con los otros para aclarar las cosas que pueden o no hacerse en tiempo de coronavirus, con objeto de ir informando a los novios. Y es que para el verano u otoño de 2021, momento en el que tendrán lugar gran parte de las bodas pospuestas, deben tenerlo todo muy claro: número de invitados, normativa específica en el tema baile, etcétera.

Darse el "Sí, quiero" en plena pandemia

A pesar de todo, muchas parejas han decidido dar el paso para celebrar su enlace nupcial en 2020. Ahora bien, esto les ha llevado a cambiar por completo sus planes iniciales. En estos casos, se apuesta por una boda íntima para dejar a un lado tantos detalles y cumplir con la normativa vigente. De hecho, en algunos casos se ha pasado de los 200 invitados a las 10 personas.

La pandemia ha generado que algunas parejas hayan cambiado el lugar de celebración para hacerlo en una casa familiar en su misma ciudad de residencia. Incluso han descartado cualquier ritual de belleza o incluso han renunciado a la luna de miel para poder dar el "Sí, quiero" a la persona amada.

Algunas bodas han contado con la ayuda de empresas de catering con platos individuales con aperitivos y demás para no compartir absolutamente nada. En cuanto a la música, en algunos casos, una playlist ha sido suficiente para celebrar una fiesta doméstica sin más.

Por lo que muchas novias no pasan, es por renunciar a su vestido de novia. Muchas de ellas han tardado meses en comprar el vestido de sus sueños y han pasado por varias pruebas de vestido hasta ver que les quedaba perfecto. ¿Por qué tendrían que renunciar a él?

Mascarillas, distancia de seguridad y otros detalles a tener en cuenta han formado parte de estas bodas en tiempo de coronavirus. Además, las que iban a ser grandes celebraciones organizadas se redujeron a esenciales, aunque en estos casos lo que más importa a las parejas es su unión.