Afortunadamente, hay muchas personas conscientes de que el abuso de cualquiera de los dos ingredientes: sal y azúcar es malo (el azúcar porque produce adicción y puede ser realmente malo para los dientes y la sangre, y la sal porque entre otras cosas rebaja la sensibilidad de nuestras papilas gustativas). ...
Afortunadamente, hay muchas personas conscientes de que el abuso de cualquiera de los dos ingredientes: sal y azúcar es malo (el azúcar porque produce adicción y puede ser realmente malo para los dientes y la sangre, y la sal porque entre otras cosas rebaja la sensibilidad de nuestras papilas gustativas). Pero no tantas que sepan que también perjudican seriamente nuestra piel, especialmente en cuanto a apariencia y salud.
Hay que destacar que el azúcar favorece la inflamación de la piel y es uno de los principales causantes de los brotes de acné, por lo cual se suele recomendar a quiénes sufren este tipo de problema que dejen de consumir chocolate y bebidas azucaradas.
Este hecho se suma a la promoción de la aparición de granos, y a largo plazo, el azúcar provoca un envejecimiento prematuro y una peor cicatrización de cualquier herida.
Otro problema que también puede provocar el azúcar es la ralentización de la producción de colágeno y elastina, pues desactiva las enzimas antioxidantes naturales y deja la piel mucho más susceptible al daño solar.
La sal, por su parte, tiene un efecto similar y encima suele causar retención de líquidos y edemas, los cuales suelen provocar que tanto el cuero cabelludo como la piel se deshidraten. Es más, esto se traduce en arrugas más marcadas y la aparición de ojeras y bolsas alrededor de los ojos.
Para prevenir estos problemas y reducir el consumo de sal y azúcar, lo que debemos hacer es, en primer lugar, disminuir su ingesta, evitando así comprar productos con azúcares añadidos así como los que contienen edulcorantes, que son más artificiales que la sal y el azúcar y tienen las mismas consecuencias.
Pero, ¿cómo conseguirlo sin provocar que nuestros menús dejen de tener sabor? La solución la encontramos en tratar de substituir estos ingredientes por otros más naturales (los hay muchos) que también endulcen o den un toque salado a nuestra comida.
Con el fin de no sufrir los efectos negativos de la sal y el azúcar en nuestra piel, el consumo de la primera debería quedar reducido a 5 gramos al día como máximo y la cantidad del endulzante por excelencia no debería nunca sobrepasar el 5% de las calorías que consumimos diariamente.
Algunas alternativas que podemos probar, poco a poco, si estás muy acostumbrada al fuerte sabor de los alimentos porque incluyen estos dos alimentos, son la miel, la panela o la estevia.
Son ingredientes más sanos, ricos, con sabor y nutrientes, y cantidad de beneficios para nuestra salud. Con ello, seguro que notas rápidamente la mejoría en tu piel, ¡sin dejar de disfrutar de tus comidas! El resultado: epidermis renovada, mitigación de las arrugas, piel con más luz y vida y menos manchas.
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