Es natural sentir envidia cuando a una persona le cuesta mucho adelgazar y un amigo o compañero de trabajo pronuncia aquella tan frase tan osada "pues a mí no me engorda nada". Es la realidad. Mientras a algunos les cuesta perder varios kilos o lo consiguen a base de mucho ...
Es natural sentir envidia cuando a una persona le cuesta mucho adelgazar y un amigo o compañero de trabajo pronuncia aquella tan frase tan osada "pues a mí no me engorda nada". Es la realidad. Mientras a algunos les cuesta perder varios kilos o lo consiguen a base de mucho sacrificio, otros arrasan con toda su nevera para intentar ganar un poco de peso. ¿A qué se debe este desequilibrio desproporcionado?
Lo cierto es que las personas delgadas a quienes les cuesta engordar suelen explicar que tienen el metabolismo rápido, algo que tiene sentido. Según algunos especialistas en salud, las personas que hacen ejercicio con frecuencia tienen una tasa metabólica basal mayor, lo que significa que pueden comer más calorías sin ganar nada de peso. Y es que cuanto más grasa muscular tengamos, mayor será nuestro gasto energético en reposo.
En ciertos momentos de nuestra vida, la tasa metabólica basal también es superior como sucede en el caso de la infancia, el embarazo o la lactancia. Ahora bien, cuando envejecemos, se reduce. Incluso algunos episodios patológicos pueden hacer que se dispare como cuando la glándula tiroidea se muestra muy activa. En este caso, hablamos de hipertiroidismo, una situación que acelera el metabolismo con la correspondiente pérdida de peso involuntaria.
Algunas personas optan por realizar ciertos trucos que les permitan acelerar el metabolismo como echar picante a la comida. Sin embargo, lo que están haciendo es poner en peligro su salud con productos o técnicas que pueden producir taquicardias y otros efectos adversos. Además, las pérdidas de peso resultantes no pueden mantenerse en el tiempo, pues el cuerpo no se deja engañar tan fácilmente y conspira para volver a engordar.
Lo que sí se puede hacer para controlar nuestro peso y hacer que continúe siendo efectivo en el tiempo, es aumentar la masa muscular. De esa forma, las personas con sobrepeso seguirán gastando energía durante el tiempo en el que no hacen deporte.
También se ha descubierto algo muy importante. El tiempo que pasamos frente al ordenador o sentados al sofá mirando la televisión limita nuestra actividad, dando lugar a un gasto energético inferior que los individuos que se muestran más activos, es decir, que se mueven.
Según algunos investigadores, existen varios factores que pueden explicar la mayor tendencia de una persona a engordar:
Por suerte, no todo está perdido. Los dos primeros factores pueden cambiarse a través del deporte. El ejercicio es muy importante y es algo que no debemos perder a medida que cumplimos años. Y es que a partir de los 24 años, nuestro cuerpo va perdiendo músculo gradualmente, algo que sustituimos por grasa.
En cuanto al tercer factor, lo recomendable es visitar al médico para recibir un tratamiento adecuado tomando como referencia ciertas causas responsables del déficit: alcohol, consumo de esteroides, apnea del sueño, edad, estrés, etcétera.
En cuanto al resto de factores, todo depende del organismo en sí. Simplemente, algunas personas tienen mayor capacidad que otras a la hora de digerir y metabolizar el exceso de comida.
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