Definida por la RAE como "la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador, un estado o una situación adversos", la resiliencia es, sencillamente, la capacidad de afrontar la adversidad. Hacer frente a las situaciones de estrés y soportar mejor la presión, saliendo fortalecido de este ...
Definida por la RAE como "la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador, un estado o una situación adversos", la resiliencia es, sencillamente, la capacidad de afrontar la adversidad. Hacer frente a las situaciones de estrés y soportar mejor la presión, saliendo fortalecido de este envite. Un término que, aunque nos parezca nuevo, viene de lejos. En el siglo XIX, la abogada, escritora y humanista gallega Concepción Arenal ya decía que "el hombre que se levanta, aun es más grande que el que no se ha caído". ¿Y quién no se ha tropezado, caído, levantado y caído de nuevo, para seguir levantándose una y otra vez? Pues esos momentos de levantarse y seguir mirando hacia adelante es lo que nos permite superar las adversidades y salir fortalecidos.
Además, nuestras caídas y tropiezos no tienen que hundirnos. Al contrario, debemos ser capaces de recomponernos tras la tormenta (ya sabes, que siempre vuelve la calma, como dice el refrán), y convertir ese obstáculo en algo positivo que nos sirva para un nuevo obstáculo en el camino. ¿De todo se aprende, no?
Así que, ya sabes, si tienes que afrontar un problema, toma aire, respira profundamente y piensa que, después de ese tropiezo, vas a reponerte, vas a reactualizarte y vas a salir más fortalecida.
Si tienes dudas de si eres una mujer resiliente, echa un vistazo a las señales que te demostrarán qué características compartes con una persona resiliente:
- No te quejas constantemente. Cuánto más tiempo pierdes quejándote, más tiempo tardarás en encontrar las soluciones a tus problemas. Mantente optimista a pesar de los obstáculos, mira el lado positivo de la situación y olvídate de las quejas.
- Te conoces a ti misma. Es fundamental que, para hacer frente y superar cualquier situación difícil, te conozcas y confíes en ti misma. Sepas cuáles son tus fortalezas, tus debilidades, el tiempo que necesitas para encontrar la solución a ese problema. ¡Y una buena autoestima resulta esencial!
- Aceptas tus limitaciones. En consonancia con lo que decíamos antes. Sabes cuáles son tus virtudes, tus defectos y, sobre todo, cuáles son tus limitaciones. ¡Porque no todos los tenemos! Pero lo importante es reconocerlos y aceptarlos.
- No te da miedo pedir ayuda. Nuestro círculo de confianza es esencial para poder salir del escollo. Y tu sabes perfectamente a qué amiga puedes acudir en un momento complicado, quién está ahí siempre tendiéndote la mano.
- Aceptas tu parte de responsabilidad. Si eres de las que no culpan a otros de sus errores ni atribuyen sus problemas a fatalidades o casualidades, eres una mujer resiliente. Incluso cuando se trata de graves equivocaciones.
- Sabes que las circustancias cambian y hay que ser flexibe, que no todo puede planearse. Los imprevistos son una parte integral en nuestras vidas, así como los cambios inesperados. Por eso, está genial que aprendas a planificar, pero también debes estar preparada para que los planes no puedas llevarlos a cabo. ¡O te todo cambie de repente! Tienes que saber adaptarte al cambio, mirar el lado positivo de ello.
- No te comparas con los demás. Tú eres única. Compararse con los demás solo nos lleva al fracaso y a no ver el camino que debemos seguir para resolver los problemas.
Así que, apúntate la moraleja: hay que tener fuerza de voluntad, asumir los reveses de la vida y ser constante en el camino que tenemos que recorrer para salir de esa mala racha. Lo demás..... ¡llegará por si solo!