Pertenece, junto con las cebollas y ajos, a la familia de las Liliáceas. Se caracteriza por su aspecto alargado, con hojas planas, grandes y estrechas de color verde, mientras que su base es de color blanca. Si presenta un color amarillo en sus hojas o estas están descoloridas es un ...
Pertenece, junto con las cebollas y ajos, a la familia de las Liliáceas. Se caracteriza por su aspecto alargado, con hojas planas, grandes y estrechas de color verde, mientras que su base es de color blanca. Si presenta un color amarillo en sus hojas o estas están descoloridas es un aviso de que el comestible ya no es digno de tu atención, ya que se está deteriorando. Se debe cortar su raíz, lavar bien en agua fría antes de su cocinado para retirar las impurezas que pudiese traer y las hojas dañadas. Si no lo vas a consumir en ese momento es mejor guardarlo en la nevera sin lavar ni cortar. En el caso de congelarlo, lo ideal es que lo laves, lo piques y seques bien para almacenarlo en una bolsa o táper hermético. Así, los tendrás listo para cocinar y ganarás tiempo. Del puerro se aprovecha todo, tanto la parte verde como la blanca.
En 100 gramos de puerro hay 87,1 g de agua, 3 gramos de fibra, 7,5 g de hidratos de carbono, 48 kilocalorías, 60 mg de calcio y 260 mg de potasio, y vitaminas como la A, la C o la E, según datos de la tabla nutricional de la Fundación Española de Nutrición (FEN). Si padeces gripes, resfriados, infecciones respiratorias es un alimento que te ayudará a mejorar tu salud. Pero no sólo ante enfermedades de este tipo, sino que también para activar la circulación sanguínea, para contribuir a la retención de líquidos o mejorar tu flora intestinal. También es idóneo para las personas diabéticas o con sobrepeso. En el caso de estar embaraza es recomendable para un buen desarrollo del feto, sobre todo en las primeras semanas de gestación. Si tienes anemia incorpóralo a tu despensa. Al estar compuesto por una alta cantidad de agua se suele utilizar en dietas de adelgazamiento.
Como ya anticipábamos anteriormente, este producto se pueden comer crudo. Si se pican sus hojas verdes en trozos muy finos sirven de acompañamiento de ensaladas o como si fuese una especia más, adornado sus platos a la plancha. Otra idea es hacerlas en tempura, un rebozado sano y crujiente que se prepara de forma rápida. Aunque también puede ser un buen complemento de tus tortillas. Purés, cremas, sopas o caldos son una buena opción. Incluso la de elaborar un buen potaje o un salteado en el que no falte este ingrediente. Si no quieres hacerlo como plato principal, conviértelo en guarnición de carnes o pescados. Aunque su parte blanca es más tierna, no descartes incluir la parte verde en las propuestas anteriores, te sorprenderá su sabor.