Es una pregunta que a menudo preocupa a las mamás: el bebé va a tener calor o frío? ¿Cómo saber si la temperatura corporal de su hijo recién nacido es la correcta. Sobretodo en verano, en que las altas temperaturas pegan fuerte y usamos sistemas como el aire acondicionado para no tener tanto calor.

El niño no puede decirnos si la temperatura a la que se encuentra está bien para él así que nosotros, como padres, somos los que debemos revisar la temperatura para que se sienta bien.

El problema es que el mecanismo de la termorregulación en los recién nacidos todavía no está maduro. ¿Cómo afecta eso en el día a día? Hay que tener en cuenta que su cuerpo nota mucho los cambios de temperatura por el hecho de no tener aún bien definido el sistema que regula la temperatura corporal así que es muy importante que evitemos estos cambios bruscos de temperatura y que lo examinemos a menudo para ver si está demasiado frío o caliente.

No sirve cualquier parte del cuerpo para saberlo. Si quieres saber si tu bebé tiene frío o calor tienes que tocarle el cuello. Si está frío significa que tenemos que taparlo más. Sin embargo, si sólo tiene las manos frías, por ejemplo, no tenemos que taparlo más. El cuello es nuestro indicador de temperatura corporal del pequeño.

Además, no hay que olvidar que muchas veces los niños lloran y que cuando lo hacen es porque es su forma de quejarse de que algo no va bien. No subestimes sus llantos y trata de saber el porqué. A menudo lloran porque sienten frío o calor, sobretodo con el frío.

Con el calor no suelen tener tantos problemas. Los bebés aprenden a rastrillar el calor y mantenerlo hasta tres meses en su cuerpo. Eso sí, no dejes que esté empapado de sudor o que su piel adquiera un tono púrpura porque eso significa un exceso de calor.

Lo ideal en los bebés es vestirlos como cebollas, a capas. Y con ropa que sea fácil de poner y quitar para adaptarlo a las temperaturas porque su cuerpo no puede hacerlo aún por si solo y debemos ayudarle.

También hay que recordar que durante la digestión los bebés deberían llevar la barriga cubierta, incluso en verano, para evitar riesgos de congestión.

Y también cubrir su cabeza con gorros y sombreros tanto para el calor como para el frío.