Cocina crudivegana: más que una forma de vida
Oiane Flaño
Más que acostumbrados a la comida rápida, la gran parte de la sociedad no asimila dietas como la vegana o la vegetariana, ni mucho menos la crudivegana. Hoy la conocemos de la mano de Cristina Muñoz, una joven madrileña que desde hace 5 años no cocina las frutas y verduras que come si no es deshidratándolas con el calor solar
18/05/2015
¿Te imaginas una dieta a base de frutas y verduras que no pueden ser modificadas con algo que no forme parte de la propia naturaleza? Para muchos sería una tortura pensar en una vida sin carne, pescado, kétchup ni salsas del estilo, ni frituras… Pero para otros es una forma ...
¿Te imaginas una dieta a base de frutas y verduras que no pueden ser modificadas con algo que no forme parte de la propia naturaleza? Para muchos sería una tortura pensar en una vida sin carne, pescado, kétchup ni salsas del estilo, ni frituras… Pero para otros es una forma de vida que les hace estar y sentirse más sanos y cuidados.
Cristina Muñoz es una madrileña de 31 años que vive la crudiveganía con pasión, tanto que ella misma asegura que se ha convertido en su ‘universo’: “Aunque soy vegetariana desde los 15 años, mi despertar y búsqueda hacia un estilo de vida natural comenzó a los 26 años. Di un cambio radical a mi vida, eliminando todos los productos de origen animal, procesados, refinados, envasados, y por supuesto alcohol, tabaco y sustancias estimulantes que llevaba consumiendo durante gran parte de vida”, confiesa Cris en su blog.
Y así lleva los últimos 5 años de su vida, aumentando la cantidad de frutas y verduras crudas en la dieta, para poder disfrutar de sus enormes beneficios y recuperar salud, energía y belleza. A pesar de ser una defensora de este tipo de alimentación, entiende y respeta que no todo el mundo tiene que vivir de la misma manera.
Pero conozcamos más el crudiveganismo o raw food, como lo conocen los ingleses. Consiste en alimentarse de vegetales en su estado natural, es decir, sin cocinar ni procesar. Incluye por tanto, frutas, verduras, hortalizas, raíces, frutos secos, semillas, algas, fermentados, germinados y alimentos deshidratados a menos de 42 grados (temperatura a la que calienta el sol). Olvídate, por lo tanto, de todos aquellos productos cocinados, procesados, envasados, refinados en harina, azúcar o sal, transgénicos y químicos.
Y, si lo pensamos bien, es una decisión bastante inteligente porque le quitamos a nuestro cuerpo todos esos productos que contienen o generan en nuestro organismo toxinas que no podemos metabolizar y requieren un gasto energético elevado para poder ser digeridos.
Además de lo ‘no-natural’ también se evita cocinarlos para que no se pierda ni una mínima parte de vitaminas, minerales, encimas y antioxidantes que harán mantenernos más sanos por dentro y por fuera ya que, como recuerda Cristina, “retención de líquidos, acumulación de grasa, celulitis, caída de pelo, uñas débiles, alergias, acné; enfermedades crónicas como dolores de cabeza, insomnio, gases, estreñimiento, acidez, problemas de tiroides, de digestión, colesterol; así como las relacionadas con estados emocionales del tipo ansiedad, apatía, nervios, depresión, cansancio.… son causados por la acumulación de toxinas a lo largo de los años o por falta de nutrientes”.
Pero sin duda la razón más interesante para todos son las infinitas posibilidades culinarias que ofrece la crudiveganía. Para aprender más Cris tiene en su web una hora y media de vídeo, un manual de cocina y un recetario, para que tengas un montón de ideas para preparar sencillas y sanas recetas con alimentos vivos, nutritivos, rebosantes de color y alegría para que vibres por dentro y por fuera.
Fotos: www.eluniversodecris.com
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