Por sus propiedades resultaría indicada para: -situaciones que cursan con bajo nivel de vitaminas en el organismo (hipovitaminosis) como ocurre durante el crecimiento. -problemas de infección y su prevención, pues aumenta las defensas. -la formación de hormonas relacionadas con la fertilidad. -deficiencias digestivas e insuficiencia hepática, pues una dosis alta de vitamina A eleva ...
Por sus propiedades resultaría indicada para:
-situaciones que cursan con bajo nivel de vitaminas en el organismo (hipovitaminosis) como ocurre durante el crecimiento.
-problemas de infección y su prevención, pues aumenta las defensas.
-la formación de hormonas relacionadas con la fertilidad.
-deficiencias digestivas e insuficiencia hepática, pues una dosis alta de vitamina A eleva el tono funcional de las glándulas y la musculatura digestiva.
-a nivel cutáneo: grietas en los pezones, acné, cicatrización de heridas, antienvejecimiento, mantenimiento de la hidratación y la elasticidad de la piel, reducción de las manchas de pigmentación, forúnculos recidivantes, protección ante las radiaciones solares, etc.
-a nivel ocular: ceguera nocturna, prevención de xeroftalmia y glaucoma, blefaritis, etc.
-a nivel urinario: calculosis y problemas metabólicos concomitantes.
-se usa en hipertiroidismo, pues compensa las necesidades de los enfermos.
-mantenimiento del buen funcionamiento de huesos, dientes y cartílagos.
Tiene tres formas activas: retinol, retinal y ácido retinoico, cuyos precursores se incorporan con la alimentación (como ocurre con el β-caroteno presente en los vegetales). Aunque su aporte en la dieta debería ser suficiente y no sería necesario suplementarla, cuando los menús carecen de alimentos ricos en ella o en sus precursores, el especialista la prescribirá. Entre los alimentos imprescindibles se encuentran: albaricoque, melocotón, zanahoria, calabaza, melón, calabacín, brécol, espinacas, germen de trigo, cacahuetes, pistachos, soja, alubias, huevos, carne, leche, queso, e incluso, chocolate.
Si fuera necesario suministrarla, las formas farmacéuticas son múltiples: cápsulas de gelatina blandas, comprimidos (normales, efervescentes, recubiertos, masticables, etc.), suspensión oral, gotas, cápsulas, granulado, pomada, grageas, etc. La posología la indicará siempre el especialista y nunca excederá la cantidad diaria recomendada por la OMS, debiendo adaptarse al paciente. Además, es imprescindible seguir las recomendaciones del prospecto que acompaña al principio activo. Se recomienda ingerirla con líquidos antes o después de las comidas y complementarla con otras vitaminas (B, E y C) que favorecen su absorción. Se prescribe con diferentes nombres comerciales, normalmente asociada a otras vitaminas y/o minerales. También se presenta en productos cosméticos como cremas.
Entre los efectos adversos se han descrito alteraciones visuales, irritabilidad, excitación, mialgias, fatiga, pérdida de apetito, etc. La sobredosis es rara y cursaría con la coloración amarillenta temporal de piel y mucosas por el exceso de carotenos. Se debe acudir al centro médico para tratar la sintomatología o ponerse en contacto con el Servicio de Información Toxicológica.
No olvides que las vitaminas son medicamentos y no pueden ser ingeridas alegremente. No te dejes llevar por los consejos de quienes no son profesionales. Cualquier vitamina debe ser recomendada y pautada por el especialista para evitar su consumo innecesario y que se acumule en tu organismo provocando efectos negativos sobre él.
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