Investigadores de la Escuela de Medicina Lewis Katz de la Universidad de Temple, y del Centro Médico de la Universidad de Nebraska, han publicado un artículo en la prestigiosa revista Nature en el que afirman haber curado completamente un ratón infectado con VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) el retrovirus que provoca la aparición de la SIDA.

El SIDA devasta el sistema inmune, lo cual abre la puerta a que se desarrollen infecciones y cánceres que, de otra forma, no supondrían una gran amenaza, pero que, sin posibilidad de defender el organismo, son mortales.

El equipo de investigadores norteamericanos utilizó para su logro la tecnología de edición de genoma, combinada con una medicina de liberación lenta para la supresión de virus, una combinación que les permitió eliminar por completo las células de VIH que poblaban algunos ratones de laboratorio.

Estos, habían sido preparados, ya que se les había modificado genéticamente para que produjeran células T humanas, susceptibles de contagiarse con el VIH.

Tras liberar el antirretroviral, este actuó durante semanas con especial incidencia en los tejidos del bazo, la médula ósea y el cerebro, los lugares en los que el virus acostumbra a dejar células latentes, una suerte de "reservas" para continuar atacando el cuerpo.

Los restos del virus fueron eliminados del ADN de los ratones mediante una herramienta de edición genética llamada CRISP-Cas9, con lo que los científicos eliminaron el cromosoma invasor del VIH.

Ello supone una gran ventaja ante la medicación existente actualmente contra el virus de la SIDA, ya que esta se administra de por vida en forma de antirretrovirales, y solamente permite impedir su replicación, pero no lo elimina del organismo. Es, digámoslo así, una contención más que una solución.

El logro de este equipo de investigadores permite "deshacerse" del virus de una vez por todos, mediante un tratamiento que tienen un punto y final y, por lo tanto, permite a los pacientes recuperar una vida normal tras eliminar el virus de su organismo.

Y ahora, la mala noticia: este tratamiento se encuentra solamente al principio de su desarrollo, así que todavía podemos tardar años en verlo siendo aplicado. No obstante, arroja un rayo de esperanza.