La coliflor es uno de los alimentos más populares. Se trata de una verdura muy nutritiva, cuyo máximo esplendor tiene lugar desde el mes de noviembre hasta abril. Comer este tipo de verdura es beneficioso para nuestra salud, aunque debe formar parte de una dieta equilibrada donde no falten otros alimentos.

La coliflor es un buen alimento que podemos añadir a nuestra alimentación diaria. Ahora bien, por sí solo no es capaz de combatir enfermedades. Además, para obtener sus beneficios debemos consumirlo prolongadamente en el tiempo. No basta consumirlo únicamente durante una temporada porque hemos leído sus ventajas y al año siguiente nos olvidamos de ello.

Sus principales propiedades

La coliflor pertenece a la familia de las crucíferas, tal y como sucede con el nabo, la rúcula, las coles o el brócoli. Destaca por su contenido en potasio, ácido fólico y vitaminas B5, B6, C y K. ¿Quieres saber más sobre sus beneficios?

Si estamos faltos de vitamina B5, podemos sentirnos fatigados y experimentar dolores intestinales o de cabeza. De cualquier forma, esta vitamina se encuentra en muchos alimentos, así que presentar un déficit en B5 es poco corriente.

En cuanto a la vitamina B6 facilita la producción de neurotransmisores, que contribuye con el buen funcionamiento del sistema inmune, siendo también fundamental para el sistema nervioso y el cerebro.

La vitamina C también actúa en beneficio de nuestro sistema inmune, siendo además un gran antioxidante y ayudando en el proceso de cicatrización del cuerpo. Lo malo es que esta vitamina es muy sensible al calor y para no perder sus propiedades es mejor comer coliflor en crudo.

Con la vitamina K obtenemos una buena coagulación de la sangre para desangrar menos cada vez que nos cortamos. En cuanto al ácido fólico contribuye con el funcionamiento del sistema inmunológico y es aconsejable en mujeres embarazadas a la hora de evitar malformaciones en el feto.

El potasio, por su parte, contribuye con varios órganos de nuestro cuerpo, siendo beneficioso en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares: control presión arterial, funcionamiento riñones y corazón, y mantenimiento contracción muscular.

La coliflor también es fuente de glucosinolatos, grandes aliados en la prevención del cáncer. Este tipo de compuesto natural activa las proteínas que evitan la aparición de células cancerosas o ayuda a combatir contra las que ya se han formado.

Cómo podemos consumirla

La temporada de la coliflor es de noviembre a abril, aunque podemos encontrarla durante todo el año. Antes de proceder a su cocinado, hay que limpiarla correctamente. Para ello, hay que proceder a cortar la base y arrancar las hojas, que por cierto se pueden consumir cocidas junto a otras verduras. Después de separan los cogollos y se lavan bajo el grifo.

La coliflor puede comerse de múltiples formas, ya sea cocinada o cruda. Se puede preparar de múltiples maneras, ya sea al horno, frita, rebozada, asada, al vapor, gratinada, estofada o hervida. Ahora bien, la manera recomendable de hacerlo es al vapor, de forma que el agua de cocción no le haga perder parte de sus propiedades. Incluso también es conveniente comerla en crudo, ya sea en ensaladas, en dietas crudiveganas o como sustituto del arroz.