Una ampolla es una burbuja de líquido que se forma bajo la piel, afectando únicamente a las capas más externas. El líquido que la rellena es producido por el cuerpo como respuesta a una lesión normalmente localizada en la zona de aparición. Generalmente se producen en las manos y en ...
Una ampolla es una burbuja de líquido que se forma bajo la piel, afectando únicamente a las capas más externas. El líquido que la rellena es producido por el cuerpo como respuesta a una lesión normalmente localizada en la zona de aparición. Generalmente se producen en las manos y en los pies, aunque pueden aparecer en cualquier otra parte del cuerpo.
Entre las causas de formación de ampollas destacarían:
-Lesiones del tejido cutáneo superficiales debido a abrasiones por fricción (roces del zapato, calcetines o guantes, por ejemplo), quemaduras (solares, por fuego o por contacto con sustancias o materiales que están a temperaturas muy elevadas), o el contacto con determinadas sustancias químicas (la acetona, por ejemplo, puede provocar su aparición). Por lo general, este tipo de lesión se produce en las capas externas de la piel y se cura rápidamente sin dejar cicatrices.
-Lesiones que afectan a capas más profundas de la piel, que pueden dejar marcas y son más complicadas de curar. Estas ampollas suelen ser síntomas de enfermedades como las infecciones causadas por hongos, reacciones alérgicas a determinados medicamentos, infecciones víricas como la varicela o el herpes Zoster, trastornos autoinmunes, dermatitis de contacto o dermatitis atópica, entre otras.
El diagnóstico debe hacerlo el médico para diferenciar de qué tipo de ampolla se trata. Si la ampolla es síntoma de una enfermedad o si se padecen problemas de circulación o diabetes, por ejemplo, es necesario que el médico realice un abordaje completo del problema y decida el mejor tratamiento.
El tratamiento dependerá del tipo de ampolla de que se trate:
1-Si ha sido producida por el roce o fricción de un agente externo a la piel, suelen curarse solas con el paso del tiempo. Es importante mantener la zona limpia y desinfectada para evitar complicaciones.
2-Se debe evitar su rotura y no pincharla para extraer el líquido seroso que contiene, ya que así se incrementa el riesgo de infección. Debe lavarse la zona con cuidado utilizando agua y jabón y taparla con un vendaje o gasa estéril para prevenir lesiones.
3-Si la ampolla se rompe inadvertidamente, el líquido interno sale al exterior y se seca en la piel. En ese caso, se suelen formar costras amarillas que pueden llegar a infectarse y deben tratarse con un agente desinfectante.
4-Si la ampolla se rompe, es grande, dolorosa o está situada en una zona en la que se puede reventar sola, se recomienda su drenaje. Lo mejor es que lo realice el médico para evitar infecciones.
5-Si se asocia a picor es esencial evitar rascarse. El médico puede recomendar algún medicamento que ayude a aliviar ese picor.
6-Si ha sido causada por una quemadura, especialmente en casos de quemaduras graves, es necesario un tratamiento específico.
No desesperes y consulta a tu médico. Piensa que una ampolla es un problema poco importante pero su manejo inadecuado puede causarte alteraciones importantes.
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