Las fotografías capturan sin esfuerzo un momento en el tiempo, instantes muy precisos que se quedan para siempre en nuestras retinas, en forma de imágenes estáticas que podemos apreciar una y otra vez manteniendo intactos nuestros recuerdos. Momentos que no se van a volver a repetir y que resultan únicos ...
Las fotografías capturan sin esfuerzo un momento en el tiempo, instantes muy precisos que se quedan para siempre en nuestras retinas, en forma de imágenes estáticas que podemos apreciar una y otra vez manteniendo intactos nuestros recuerdos. Momentos que no se van a volver a repetir y que resultan únicos por ser los testigos gráficos de nuestra memoria, y siempre, perfectamente detallados.
Y aunque las imágenes de alta definición de hoy en día resulta impresionantes por sus minuciosos detalles, sus colores vivos y precisión, todavía hay algo fascinante en observar las fotos antiguas en blanco y negro.
¿A quién no le fascinan las fotos antiquísimas de nuestros abuelos? En muchas de ellas pareciera que no sabemos ni a quién tenemos en frente. Todo ha cambiado tanto..., y al final es como si viajáramos en el tiempo hacia momentos de la historia que revelan cómo era la vida hace tantos años. Y es que, también nos pasas con películas en blanco y negro, las cuales nos muestran momentos cotidianos que los envuelve con cierto halo de misterio extranjero y novedad; como si ocurrieran en algún universo distante en lugar de nuestro propio pasado no muy lejano. Pero, ¿te has planteado cómo cómo se verían esas fotos a todo color?.
El artista francés Sébastien de Oliveira responde a esa curiosidad, coloreando viejas fotos en blanco y negro mucho antes de que fuera una opción el uso del color en las mismas. Su labor, que consiste en la recopilación de los temas de su elección de archivos de museos e instituciones culturales, las fotografías de amigos o familiares o, incluso, Internet, se trata de un pasatiempo creativo donde aglutina su pasión por la pintura, la fotografía y la historia.
De esta forma, las imágenes resultantes parecen cobrar vida, como si pudieran haber sido tomadas ayer mismo (aparte de algunas señales visuales obvias). Sus coloridas reproducciones parecen ofrecer una visión más íntima del pasado, eliminando el velo blanco y negro de la curiosidad lejana y revelando algo más familiar.
"Lo que más me inspira no es solo la búsqueda de una hermosa imagen en blanco y negro para colorear, sino la colección de fotos en color que se convierten en un reserva de referencias para mí", comenta el propio artista a través de su página web. "Los autocromos de los frères Lumière son lo más bonito, algo entre la pintura y la fotografía. Los colores reales del pasado son los más conmovedores para mí, y es lo que trato de reproducir en mis coloraciones", expresa.
Así, os dejamos desde esVivir con algunas de sus instantáneas donde observamos la nostalgia en estado puro de tiempos pasados.
Fotos: @sebcolorisation