El membrillo proviene de la región del Cáucaso, del sudoeste asiático. Nace del membrillero, un árbol de tamaño intermedio del que brotan de sus hojas un fruto de color amarillo, que puede llegar a medir entre 7 y 12 centímetros de largo y contar con un ancho de entre 6 y 9 cm, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Podría recordarnos por fuera a un limón y cuando lo cortamos a una manzana o una pera. Sin embargo, si lo intentamos comer según lo recolectamos del árbol veremos que su sabor es amargo, nada que ver cuando lo cocinamos para preparar el dulce de membrillo. Si analizamos sus valores nutricionales, en 100 g de este fruto hay tan sólo 42 Kcal. Sin embargo, hay que contar que, para preparar el dulce de membrillo, la mermelada o la compota necesitamos añadirle azúcar, por lo que el número de calorías "se dispara". Posee un alto contenido de agua (86,4 g) y de fibra (6,4 g), que hacen que este alimento facilite la digestión y "ayuda a cortar la diarrea, a evitar la deshidratación provocada por vómitos (ya que los mucílagos retienen agua), y a fortalecer los estómagos delicados. Las pectinas y mucílagos también reducen la absorción intestinal del colesterol y potencian la acción depurativa del hígado". Además, destaca la cifra de potasio que se sitúa en los 200 mg y el calcio, aunque en menor medida, ya que llega a los 14 mg, a la hora de fortalecer los músculos y los huesos.

Existen diferentes variedades que se diferencian por su tamaño y aspecto. En la ficha recogida por MAPA indican que la más común en nuestro país es la de Gigante de Wranja, la cual se presenta con un formato redondeado, liso y de sabor intenso. Cuando vamos a comprar este producto conviene fijarse en una serie de cuestiones como la piel y su aspecto, ya que si está es de color verde aún es demasiado pronto para comerlo y si la monda deja entrever manchas es que ya estarán muy maduros. Para conservarlos lo más aconsejable es guardarlos en el frigorífico, tal y como señalan en la página web frutas.consumer.es.

¿Cómo consumirlo?

La forma más popular es haciendo dulce de membrillo. Se prepara con agua y azúcar. Así, podrás comerlo tal cual o acompañado de queso y pan. También se puede elaborar a partir de él mermelada para untar tus tostadas en tus desayunos o meriendas, compota para comerlo así o incorporarla a tus yogures, así como emplearlo para dar sabor a tus bizcochos. Otra opción es la jalea de membrillo que la podrás realizar usando los restos que te hayan sobrado de haber hecho el dulce de membrillo. Tendrá una textura similar a la de la miel. En la lacocinadefabrisa.lavozdegalicia.es te ayudan a conseguirlo de dos maneras distintas.

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