Disciplina milenaria donde las haya, la sonoterapia, o terapia del sonido, es una modalidad terapéutica que nos ayuda a tratar determinadas condiciones a nivel físico o emocional, a través de la voz o del sonido de algunos instrumentos, generando una serie de vibraciones que pueden resultar muy beneficiosas para los ...
Disciplina milenaria donde las haya, la sonoterapia, o terapia del sonido, es una modalidad terapéutica que nos ayuda a tratar determinadas condiciones a nivel físico o emocional, a través de la voz o del sonido de algunos instrumentos, generando una serie de vibraciones que pueden resultar muy beneficiosas para los campos energéticos y nuestro organismo. Una técnica que se basa en el principio de la "Resonancia en simpatía", es decir, cuando un objeto vibrante provoca reverberaciones en otro objeto.
De hecho, desde que nacemos estamos expuestos a un ambiente sonoro que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida y que influye y nos genera unas determinadas respuestas, negativos o positivas. Por ello, esta práctica de la sonoterapia trata de utilizar el sonido para recuperar la armonía interna del ser humano. Así, además de la voz, otros instrumentos muy utilizados en esta terapia son las campanillas, cuencos, tambores, diapasones, tambores oceánicos y campanas. A través de las vibraciones producidas por estos instrumentos, se busca lograr un estado de relajación profunda que pueda ayudar y facilitar la sanación de dolores físicos y dolores emocionales, así como reducir el estrés, la ansiedad, el resentimiento o ideas negativas que nos perturban.
El poder terapéutico del sonido ha sido una parte integral de la condición humana, ya que el hombre vive en un universo de vibración constante, en el que todo está formado por vibraciones, incluso el propio cuerpo humano. De ahí que se haya podido comprobar que escuchar determinados sonidos de patrones rítmicos puede activar determinadas áreas neuronales motoras y ayudar a relajar algunas leves molestias.
Las actuales técnicas de neuroimagen han permitido mostrar cómo responde nuestro cerebro y nuestro organismo a según qué estímulos musicales y conocer qué zonas del cuerpo son más activas y reaccionan mejor a esa "medicina musical".
Porque los beneficios son muchos y variados. Entre ellos, la utilización de la terapia vibroacústica permite la relajación del cuerpo, provocando una sensación de bienestar general. Mientras que otros estímulos externos, independientemente de si se trata de sonidos (palabras, mantras, cantos, música, silencio), imágenes o movimiento, como el baile o la danza, ayudan a estimular de manera adecuada nuestros sistemas internos.
Finalmente, destacar que la sonoterapia se está usando mucho en la actualidad como terapia complementaria con resultados positivos. No solo en los aspectos que señalábamos unas líneas más atrás, sino porque armoniza los hemisferios cerebrales, limpia y equilibra el sistema energético, alivia el dolor, el estrés, la tensión y la hipertensión.